Mucha gente malvada lo duda, pero después de que los manifestantes que apoyaron a la Tremenda corte ante el malvado afán de la dictadura macuspánica de arrebatarle sus benditos fideicomisos, quemaron una figura de López Obrador, no dudo que la primera en reprobar el acto será doña Norma Piña y sus Piñaboys. Y con ellos también saldrá la opinocracia corporativa en pleno, esa que tantos berrinches hizo cuando –después de haberle liberado los recursos a García Luna Productions—unos manifestantes quemaron una piñata de la ministra presidenta.
No tengo pruebas, pero tampoco dudas de que los pensadores del Yunque como la doctora Dresser, Krauze, la Rabadán y todo el PRIANChu y el Frente Marchito, igual que Alazraki y los paleros de Alazraki mostrarán su rabiosa indignación por estos actos piromaníacos. Quizá tengamos que esperar sentados de aquí a que se resetean unos 5 o 6 años. Sobre todo porque habrá resistencia de esos intelectuales y periodistas nada orgásmicos que seguirán defendiendo las muy justas prebendas de la Tremenda corte y todo el aparato judicial, porque claramente no podrían vivir y mucho tomar buenas decisiones jurídicas, sin yoga, lentes, apoyo para vivienda y restaurantes, boliche, camionetones y cirugías plásticas que, aunque mal hechas, las tienen bien merecidas.
Si así con los fideicomisos liberaron recursos a Cárdenas Palomino, le dieron viada a Juan collado, sacaron del tambo a Uriel Carmona, construyeron su lawfare contra López Obrador para darle un golpe de estado técnico, no me imagino las maravillas que harán sin esos fideicomisos. Capaz que sueltan a Sosamonster para darle gusto a Chayito Robles.
Es curioso que la Gálvez insista en apoyar a los ministros como si fueran ninis sin amortz, acusando López Obrador de arrebatarles sus ahorros, justo después de demostrar su asombro -al estilo de Adela Micha y Derbez- de que la gente quiera cobrar por trabajar. Hasta pensé que la enhuipilada iba a exigirle a los ministros que no fueran ambiciosos, que no cobren tanto por hacer su chamba.
A mi gustó que los trabajadores del aparato judicial, que casi ni se veían acarreados, defiendan sus derechos que no están en peligro, y salieran a proteger los fideicomisos para que los ministros sigan viviendo cual pachás.
Me recuerdan a los esclavos que se enlistaban en el Ejército Confederado para combatir al lado de quienes los segregaban y encadenaban.
Sin fideicomisos con cochinito incluido, no hay paraíso.
