Lo primero que hizo Xóchitl Gálvez después de enterarse de que Markititititito Cortés hizo tratos más chuecos con el PRI que las torres derechuecas del cártel inmobiliario del PAN, fue deslindarse alegando que siempre “pelié” por los mejores perfiles. Incluso repudió esos acuerdos, pero nunca dijo “exijo que renuncien al Frente marchito y a mi campaña presidencial los presidentes del PAN y el PRI por andar firmando cosas de mafiosos”. Nada. Y cuando la entrevistaron al respecto, lo que alucinaban sus interlocutores no era la acción concreta de repartirse el botín de tan fea, zafia y vulgar manera, pues lo que les molestaba a profundidad era que el presichente de Acción Nacional hubiera sido tan tonto como para haber hecho público un tema que se debía dirimir en privado, pa’ no quemar a los prianchuchistas.
Bueno, estaban al nivel del Javier Lozano, (aka saco de pus), que llenaba de oprobios e insultos a Markito por buey, por haberla “pendejiado”, al sacar a balcón firmas y documentos. La misma que prometió que en su movimiento no habría “ni rateros, ni corruptos, ni pendejos”. Por eso extrañó que la señora que ya no usa huipiles no le exigiera a su jefe, Claudio XXX González, que pusiera de patitas en la calle a Markitititito, Alitititito y de paso a Zambranitititito que sirve para muy poquito y nomás anda ahí estorbando. A lo mejor por eso invitó a chambear con ella a Eduardo Verástegui, tan ultraderechoso, trumpista y antiderechos como todorcios en el sector opositors. En una de esas se jala a Javier Milei luego de regalarle a los argentinos 25% de inflación. Y al humanista de Bukele, al que tanto admira.
El hambre de sed está muy brava. Por lo menos Lady X les hubiera dicho que esa candelaria de los pactos, era “onsontabol an onaceptabol”.
Y, por si fuera poco, alguien al que no vamos a acusar ni de comunista ni de probo, Samuel García, se cobró todas las que le debían los del PRIANChu, y exhibió las exigencias de esta alianza partidista para que lo dejaran seguir con su candidatura presidencial. Lo de siempre, notarías, puestos de elección popular, oficinas, la cobranza del 10%, impunidad, billete grande y casi que querían los priistas sobre el Cerro de la Silla una estatua de Alito Moreno en su kilo de McLaren no es McLaren, gritando aquello de “¡A los periodistas se les mata no a balazos, sino de hambre!”.
La gran beneficiaria del acuerdo del PRIAN fue Xóchitl, con razón todo se le puso gelatinoso.
