Murió Pepe Mujica pero sus ideales siguen intactos. Su congruencia de líder político de izquierda, de guerrillero heroico, de preso político torturado de la manera más criminal, de presidente que siempre vio por los más desprotegidos y de la alegría que desbordaba en cada uno de sus actos.
Mujica era la congruencia encarnada que no se desviaba del camino social a pesar de las veleidades funestas del mercado, ni derrapaba en las tentaciones pequeñoburguesas, ni transigía frente al alud de noticias falsas y prefabricadas que echaban encima. Siempre con alegría y dignidad, Pepe era un faro en la tormenta neoliberal que con su luz acallaba el canto de las sirenas capitalistas que te guiaban directo a las afiladas piedras del acantilado.
Como símbolo de su vida, sus creencias y sentido de la vida, se transportaba en el mítico y desvencijado vochito azul que representaba su inquebrantable ejercicio de austeridad republicana, al igual que su pequeño rancho a la orilla del mundo, lejos del bullicio de la falsa sociedad.
Y era tan generoso que no solo le abría las puertas de su casa a rojillos e izquierdosos, viejos comunistas y progresistas que buscaban abrevar en sus sabiduría y encantadoras historias. También le daba paso a los oportunistas disfrazados de progres buena ondita que solo buscaban la foto para presumir en las redes sociales, gente como Alititito Moreno o Sandra Baticuevas (a la que ahora la UNAM y la FES Aragón la dejaron pasar a dar una conferencia creyendo, quiero creer que ingenuamente, que era notabilísima intelectual y académica, como lo ha demostrado en estos últimos tiempos).
Sin duda, Pepe habría encontrado muy divertido que personajes de la talla moral de la panista Kinky Téllez, gran defensora de la libertad de expresión, haya ido a perseguir periodistas para reclamarles que le hayan hecho preguntas que la hicieron ver en todo su ignorante esplendor, no se vale. El máster de másters habría hecho rechinar su sillón al saber que en Morena se reclutan priistas como Rubalcava, Murat y Benítez. Se hubiera reído, como él sabía hacerlo, de Krauze alegando que Zedillo es un heredero del 68, que es como declarar que Denise Dresser es heredera de Leona Vicario.
Muchas frases colocan a Pepe Mujica en las alturas, pero hay una que es al mismo tiempo una lección y una advertencia: “El peor enemigo de un pobre es un pobre que defiende a aquellos ricos que los hacen pobres a ambos”.
Buen viaje, querido Pepe, que tomes el cielo por asalto.
