Antes de empezar esta columna que tiene algo de Rosalía y del Pantera, quiero agradecer las atenciones editoriales que le dispensaron al programa Operación Mamut y a mi insólita persona en la revista Proceso que dirige María Scherer. Un trabajo impecable del que solo tendría como comentario que para hablar de un ejercicio paródico y de comedia televisiva, les sobró solemnidad y les faltó sentido del humor. Lo bueno es que se le dio gusto a la dotora Denise Dresser que quiere censurar todo lo que no colinde ideológicamente con Vicente Vox, Alitititito Moreno y Kinky Téllez, lo cual me parece fa-bu-lo-so. Una maravilla que se recurran a argumentos tan sólidos tanto para cerrar la Mañanera y también un programa donde se pasa por el tamiz de la parodia a toda índole de personajes políticos.
Se alega que Operación Mamut es parte de un compló misógino y comunista por el sketch “Casos de la Piña real” que tanto ha inquietado a los amantes de la solemnidad prianchuchista. Repetiré que la pieza fue ideada por Fernando Rivera Calderón y que el guion lo escribió Cecilia Sotres, luchadora incansable por las causas del feminismo y en contra de la misoginia. A ver si no nos acusan de machoginia porque hay grandes actrices como la propia Ceci, Nora Huerta y Conchi León encarnando personajes masculinos. Si tenían dudas, nos hubieran preguntado para darles una orientadita.
En lo personal todo esto lo veo como un logro, ya solo me falta salir en Ventaneando y en el Tv Notas, sé que pronto lo conseguiré.
Dicho lo cual, les comparto que iba yo caminando alegremente por la ciudad cuando me encontré, en la Facultad de Filosofía y Letras, una manta que exigía: #FueraLorenzoDeLaUNAM. Tomé la foto y la subí al Twitter para poner mi granito de arena al caos y al desorden. Cuál no sería mi sorpresa cuando la guardia pretoriana de mi Tatankita hizo lo que hubiera hecho Lorenzo: responder con clasismo y vulgaridad, pero se les olvidó que la madre de Córdova fue profesora de esa facultad. ¡Plop!
Ya mero se me ponen como Sandra Cuevas exigiendo que no le digan “Señora” para luego pasar a corretear migrantes haitianos. Algo solo comparable con Calderón exigiéndole a la supuesta “marea rosa” que ya no marchen, que hagan un partido para luchar contra el dictador, claro, para que se pongan a su servicio y al de Margarita. Lo malo es que desde la sentencia de García Luna Productions, como a Mandibulín, a Jelipillo nadie lo respeta.