Política

Maná, Maná, patipitipi

Regularmente la temporada de tírele al presidente se abre en el último año del sexenio, pero esta vez veo con tristeza que se han adelantado los tiempos, como ahora que en las tiendas ya se comienzan a ofrecer adornos de Navidad. Desde el Trumpgate todo se ha acelerado y hasta los de Maná, con Fher a la cabeza, anuncian que de ser invitados no aceptarían ir a tocar a Los Pinos, como si eso fuera un arrebatado gesto antisistema. Ya me imagino al licenciado Peña atormentado ante la posibilidad de que tan distinguido y propositivo grupo pop nunca acudiría a un llamado suyo para amenizar alguna celebración por los grandes logros de las finísimas reformas electorales y los recortes al presupuesto que han dejado a la patria más desamparada que la Máquina celeste de la Cruz Azul ahora que ratificaron a Tomás Boy como técnico del equipo.

Digo, malo que Anahí, Los Recoditos, Julión Álvarez o Paquita la del Barrio no quisieran cantar en un ágape con el gabinete ampliado, pero no veo cómo la ausencia de Maná pudiera conmover el corazón de Meade al tijeretear el presupuesto o el del Nuño Artillero al momento de negociar con la CNTE debidamente apoyado por la humanista Policía Federal. Y menos ahora que la austeridad ha llegado a niveles impensados y que a causa suya han decidido suspender la tradicional cena de gala en Palacio Nacional, donde la clase política, los socialités y los gorrones se daban cita para degustar sendos y apetitosos platillos mientras contemplaban a la muchedumbre ávida de populismo gritar “¡Viva México!”

Por supuesto, es un acto bien pensado de austeridad para que los mexicanos no sientan que son los únicos que se amarran el cinturón; nada que ver con la peregrina idea de que ante la posibilidad de un desaire social pues malandros y subversivos han generado un movimiento no solo para no celebrar las fiestas patrias como si los héroes que nos dieron la ídem tuvieran culpa de algo, sino para exigir que don Enrique renuncie a la función que le encomendaron los mexicanos más tecnócratas y neoporfiristas. No puede ser.

Creo que sería un exceso. Con que entreguen las cabezas en bandeja de plata de Javidú, Chesarito Duarte, Moreira y Betito Borge; que Robero Deschamps y todos los líderes charros devuelvan lo que se les pegó del presupuesto y que se repartan casas blancas y comillas para todos los jóvenes del coro fácil, con eso basta y sobra.

A lo mejor lo que requiere don Enrique para que lo dejen en paz es un golpe de timón con renverse y cortina de humo incluida, devolviéndole su chamba a Videgaray como hizo Jaguares con Cardozo, al que ya había corrido de la dirección técnica por maleta y ahora a petición popular lo regresaron a la nómina.

Maná, Maná, patiiipitiiiipi.

jairo.calixto@milenio.com

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Jairo Calixto Albarrán
  • Jairo Calixto Albarrán
  • jairo.calixto@milenio.com
  • Periodista producto de un extraño experimento cultural-social-educativo marxista, rockero, populachero, libresco y televisionudo / Escribe de lunes a viernes su columna "Política cero"
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