Para cualquier candidato de izquierda tendría que ser obligatorio no tener amigos de dudosa categoría moral que pudiera poner en duda sus convicciones partidarias, ideológicas y hasta su nivel en materia de buen gusto. Y así, para evitar cualquier tipo de sospechosismo, el candidato de izquierda tendría que tomar cartas en el asunto, y deslindarse inmediatamente del personaje que lo está chamuscando. O sea, exactamente lo que no hizo Omar García Harfuch cuando, quizá de manera real o dolosa, uno de los paleros de Alazraki, el prianista Javier Lozano mejor conocido como el saco de pus, emitió un tuit llamándolo “amigo” y felicitándolo por su cumpleaños, una infamia. Hasta el momento de redactar esta columna que tiene algo de cruz y del Pantera, el Harfuch no había negado tres veces a este personaje relacionado con los peores complós como el Copelas o cuellos, enemigo jurado de la Cuatroté y cuyo lenguaje escatológico propio de los albañales.
Craso error, incluso, peor que el de la batiseñal. Hasta parecía un mensaje cifrado para Sandra Baticuevas.
Lo bueno es que la oposición no deja de hacerle a la mamá campanita. Es increíble que a Xóchitl Gálvez haya podido creer que otra de las grandes ideas posibles para fortalecer su campaña (además de fomentar los plagios y rendirle culto al expresichente Jelipillo y a mi licenciado Peña, solo para demostrar que ella salió de Foxilandia pero Foxilandia no salió de ella), era incluir en su equipo al junior eterno, Kike de la Madrid, cuyo único logro en la vida es ser hijo de Miguel de la Madrid, el presidente más gris de que se tenga memoria. Él se va a encargar de construir -no se rían- el proyecto de gobierno del Frente Marchito. O sea, Pepito Gurría va a hacer la muy trotskista propuesta neoliberal, Cabeza de Vaca, la misma vaca, está a cargo de la seguridad (mientras se esconde de la ley), y ahora esto. Lo único que le falta a Lady X sería nombrar para temas de pacifismo al personal de la famosa taquería, El Borrego viudo, de la Ciudad de México, donde madrean a los comensales.
El sector opositors tiene estrategias muy torcidas y rebuscadas para autosabotearse, pero sobre todo muy mal ejecutadas. Está bien que quieran acabar con el doctor López-Gatell como símbolo de la lucha de la Cuatroté contra la pandemia, pero hacerlo a través de una narrativa muy falsa y muy ridi, con unos periodistas todos muinos y con ojos de toro loco como René Delgado, está del nabo.
Están peor que Faitelson llamando genio a Alazraki.
