Da gusto ver cómo hay mexicanos verdaderamente patriotas que nos advierten con justificada histeria sobre el compló del comunismo internacional que quieren llevarnos al gulag con todo y chivas, no sin antes con la propiedad privada nuestra de cada día.
No se vale que haya nostálgicos del politburó que pretendan sovietizar la mexicana alegría con una pequeña ayuda de la cuarta transformeichon, cuando tenemos en la Coparmex y el CCE grandes ejemplos de las maravillas del capitalismo telenovelero de Estado, que lo único que quieren es impedir que nos condenemos a ser como el Che, Fidel y Ho Chi Minh, en vez de aspirar a ser como Mr. Equis González, que hoy por hoy es el Mirrrey Alfa de los mexicanos contra la introspección.
Afortunadamente, un grupo de intelectuales serios, agudos y con olfato nos han advertido de las señales claras de la pronta imposición del comunismo en la patria, incluyendo Ecatepunk. El más avanzado de ellos, Carlos Mota, quien defiende a la vieja desigualdad, fue con el chisme para que Donald Trump, de alma macartysta-stalinista, combata el comunismo primitivo que patea las puertas de la Gran Disneylandiawhitetrashera, y que además proteja a la whitemexicanizafifijariosa.
Lo mejor de esta lucha contra el Politburó fue el sondeo promovido por los ferrices (extraña tribu que tiene el superpoder de adivinar complós comunistas hasta en sus orgifiesta) que con un pequeño apoyo de varios kilos de bots advirtieron que si los mexicanos se sovietizan, de inmediato aplicarían un muy pinochetista golpe de Estado. Supongo que Chumel (agradezco desde esta humilde atalaya que ese dios de las plataformas se tome su tiempo para mandarme sus troles, bots y jeiters cultos y finos) y Chayo de Hacha estarán en primera fila, recitando en voz alta el libro del expresichente Calderón donde nunca aparece García Luna Productions, ese héroe caído del que ni Jelipillo se acuerda.
Los signos del advenimiento del comunismo primitivo no se pueden soslayar: la proliferación de la mixología con vodka, que puedas comprar El capital en Amazon (un escándalo y un contrasentido que una empresa profundamente kapitalista difunda aquello que puede ser su propia destrucción), y que en el reguetón ya no se perrea sino que se aplica el katachó.
A ver si al capital le dejan ir la Perestroika.
¡Qué vivan las viejas, queridas y entrañables desigualdades! ¡Que muera la nueva normalidad!
jairo.calixto@milenio.com
@jairocalixto