a partir del anuncio del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, de que el narcotráfico en México sería incluido en el catálogo de terrorismo, ha dado pie a un amplio debate que va desde la defensa de la soberanía hasta la definición de terrorismo.
Esta situación se da en un contexto en donde en el escenario nacional, la estrategia de seguridad que el gobierno federal ha implementado en un problema tan grave como lo es la seguridad, no ha dado los resultados esperador, e incluso se ha acrecentado, bajo el argumento de evitar la “violencia institucional” porque genera más violencia. Aunque las estadísticas demuestran que todos los delitos se han incrementado, además de que el costo de imagen para las fuerzas armadas, con su probada fidelidad a la Patria, han tenido que ser objeto de señalamientos y humillaciones sin precedentes en la vida institucional del país.
El papel del Estado es de preservar la paz social, bajo el estricto apego a nuestras leyes. Sin embargo, se han presentado situaciones que rompen el orden, como la pasada marcha contra la violencia hacia las mujeres, manifestación que fue manchada por la participación de gente vestida de negro y con rostros cubiertos vandalizando el patrimonio cultural de la Ciudad de México.
Algo similar ocurrió en la pasada marcha conmemorativa del 2 de Octubre, que intentó contenerse con un “cordón de paz” integrado por servidores públicos del gobierno capitalino.
La pasividad gubernamental no abona a un combate eficaz; al contrario, se deben realizar acciones contundentes que contengan la violencia criminal y delincuencial, que es lo que demanda la población.
Eso es lo que corresponde, no hacer amagues o filtraciones hacia los críticos o disidentes.
Más allá de las expresiones de nacionalismo que comienzan a manifestarse, no hay que perder de vista el tema de fondo que originó la actual situación.
Porque en este momento, la sociedad exige seguridad y justicia, no manifestaciones violentas ni concentraciones de apoyo. El reclamo es claro, la solución también debe serlo, ¿no cree usted? _