Esta icónica arteria ha sido espacio de protestas y marchas festivas, como la anual del arcoíris, que ayer cumplió un aniversario más; sus banquetas, mientras tanto, son ocupadas en forma cotidiana por saltimbanquis, fumadores de mota, estatuas vivientes y comerciantes varios, entre ellos Carolina Alanís Enciso, una exitosa vendedora de recuerdos relacionados con AMLO y ahora con la Presidenta electa, Claudia Sheinbaum, quien sin embargo está muy lejos de alcanzar la popularidad del tabasqueño.

—¿Tanto así?— se le pregunta a Caro.
Su respuesta es rápida y sincera.
— Yo vendo 80 cosas de AMLO y 20 de Claudia.

En las aceras de la icónica vialidad, a partir de Balderas, hasta el eje vial Lázaro Cárdenas, hay músicos, artistas, dibujantes y merengueros; enfrente, sobre la amplia banqueta de la Alameda Central —que inicia del lado derecho del Hemiciclo a Benito Juárez, cercado por una pesada valla metálica para protegerlo del vandalismo— es ocupada por vendedoras ambulantes que alegan defender su derecho a trabajar.

Ese amplio espacio incluye la Plaza de la Solidaridad, invadida por tianguistas que venden ropa, elotes hervidos, perros calientes, tacos, hot cakes, marquesitas —postres yucatecos—, sombreros, cachuchas y una variedad de productos colgados de armazones metálicas que abarcan un trecho de la avenida Balderas, entre las estaciones del metro y metrobús Hidalgo, casi esquina con Paseo de la Reforma.

Pero regresemos al principio, con la señora Carolina Alanís Enciso, quien tiene varios años vendiendo muñecos de peluche y tela en esta colorida y bulliciosa avenida Juárez, “afuera de la Farmacia Similares”, dice como referencia, “o también nos encuentran en la ventana del Sears”.
“Nosotros nos dedicamos a vender lo que son artículos con referencia a AMLO y en este momento ya estamos vendiendo lo que es de Claudia Sheinbaum”, comenta Alanís, mientras muestra la mesa repleta de muñecos, monederos, imanes, pines, destapadores de refrescos y cintas para colgar, la mayor parte relacionada con la figura presidencial.

La mujer aclara que no es militante del partido oficial e informa que ella revende estos productos, entre los que también incluye a la próxima Presidenta de la República, que empuña la bandera LGBT+, “porque ella los apoya”.
—Pero la figura de Claudia es nueva.
—Sí, de hecho, ella no ha sido tan comercial como lo que fue y sigue siendo AMLO; AMLO, desde el momento que salió, ha sido un boom.

Todas las figuras están bien hechas, bien cortadas, con perfectos acabados; se ve que su elaboración es profesional.
En esta variedad incluye una muñeca con el rostro de Claudia “y sus manitas haciendo el corazón; y, si la oprimes, dice cinco frases diferentes”.

—Y tienen más.
—Sí, tenemos esta otra que viene vestida de Morena; otra con su guayabera y la presidencial.
—¿Usted cree que Claudia desbanque a AMLO?
—Lo dudo mucho, porque comercialmente él ha sido todo un hitazo.
—Pero Claudia sacó muchos más votos que él.
—Bueno, una cosa es que haya sacado más votos y otra cosa es el arrastre que tú tengas con el pueblo. AMLO, comercialmente hablando, es mucho más fuerte.
—Pero Claudia apenas empieza…
—Esperemos que, bueno, haya una cuestión comercial para nosotros, porque al final del día esto es un negocio, ¿no?
—Pues sí, como usted dice.
—Y también tiene la bandera LGBT +.
—Ah, sí, de hecho mucha gente viene porque es la marcha y Claudia apoya lo que es el movimiento.

Y avanzamos entre empleados, paseantes y curiosos que caminan frente a comercios establecidos y edificios públicos, como el del Tribunal de Justicia de la Ciudad de México, y entre la multitud encontramos al payaso Eso, personificado por Gabriel, quien solo permite tomarse fotos a cambio de una cooperación monetaria.
Tiene 9 años de plantarse en el corredor Madero-Juárez. Llega a las tres de la tarde y se va a las diez de la noche.

—¿Y qué tal?
—Gracias a Dios, bien.
—¿Por qué te llamó la atención el personaje?
—Es un personaje clásico que la gente no se va a aguantar las ganas de acercarse y decir: “Vamos a tomarnos una foto”. Hay una mezcla de sentimientos. Hay muchas mujeres, por ejemplo, que no nada más quieren la foto, sino darme un beso, abrazarme, y es ahí donde te dan los treinta, cuarenta, cincuenta…

Y muy cerca de Eso está Joshio Ramírez Díaz, un tatuador de figuras temporales diseñadas por él, cuyos moldes amontona sobre una mesa, mientras que varios prototipos de cartón son colocados en las rejas de entrada a los tribunales.
Los sellos son tallados a mano sobre hojas de linóleo entre su padre y el propio Joshio, quien habla de los diseños que más le piden: “El colibrí, la rosa, el Amlito y la Piedra del Sol”.

Y nos despedimos de la bullanguera avenida Juárez, con su hemiciclo al Benemérito blindado, paseantes y empleados que aprovechan su travesía para tatuarse o mirar bailarines, contorsionistas, músicos de rock que arman guateques, estatuas humanas, comerciantes que hallaron en la figura de López Obrador un gran filón comercial, etcétera.

Este escenario también incluye a un predicador, quien, armado de micrófono y bocina, asegura difundir “la palabra de Dios” en una esquina de la Alameda Central; y, mientras pasa el gentío que forma la enorme marcha LGTB+, el hombre anuncia que “algo va a suceder pronto”, pero en eso está cuando, no muy lejos de él, se escucha: “¡Arriba la putería!”.

Entonces el propagandista, que se mueve en un pequeño círculo, hasta donde le alcanza el cable del micrófono, agita el puño y, sin mirar al que acaba de gritar mientras ondeaba la bandera arcoíris, enfatiza: “Alabado sea el nombre del Señor; tú puedes vivir tu vida como bien te parezca”.
Y una risita de meme se escucha muy cerca.
