
El 19 de agosto de 2010, hace 12 años, Rodrigo Acuña fue a una tocada de la banda Kiss en San Antonio, Texas; desde entonces ha coleccionado más de 20 guitarras y bajos en forma de hacha, todos autografiados, después de ser usados en conciertos, además de una espada que sirvió para escupir fuego, con lo que suman alrededor de tres mil artículos.


La amistad de Acuña con los integrantes de Kiss, no solo le ha valido tener un piso de su domicilio en Cuajimalpa tapizado de acetatos, cidis, fotografías, botas, chamarras y réplicas de premios discográficos firmados, sino que tiene una cercana relación con los líderes del popular grupo que este año cumplirá medio siglo y ya prepara su despedida.



El primer contacto de Rodrigo con ellos fue a través de un mensaje donde les preguntaba por la fecha de cuando se presentarían en México; le contestaron que aún no tenían nada confirmado, de modo que preparó sus maletas, abordó un avión y se apersonó en el show de sus ídolos.

Los instrumentos de esta colección fueron tocados en conciertos ofrecidos por Kiss en Monterrey, Guadalajara, Ciudad de México y otras partes del mundo, como Las Vegas, Nueva York, Argentina, así como en otros celebrados en cruceros que surcan aguas internacionales.

Para Rodrigo es difícil decir cuáles son los artículos más preciados que forman su colección —expresa un “¡híjole!” mientras medita —, hasta que por fin suelta: “Posiblemente te diría que es el primero, por toda la emoción que representa cuando lo vives por primera vez”.
—¿Ante qué estamos?

—Estamos ante una colección muy especial para mí. Son cosas que están relacionadas al grupo que yo admiro desde hace muchos años, y que representa muchísimo emocionalmente como ídolos, como músicos.


En aquellos tiempos se estilaba que las firmas de los instrumentos, después de ser tocados, se hicieran en los vestidores de los músicos.
—¿Y cómo le hacías?
—Tú entrabas a los camerinos con Gene, por ejemplo, y él te firmaba el bajo; ya autografiado, él lo tocaba durante el concierto, y terminando el show te lo entregaban.

—¿Y luego?
—Entonces tú tenías la oportunidad de estar tomando fotografías de Gene mientras tocaba tu instrumento, pues se veía la firma.
Es un acto muy exclusivo al que Rodrigo Acuña se unió con el tiempo. ”Hay un programa de compra de bajos —explica— en el cual también participo; hay muchos diseños y tú escoges el modelo que quieres y en la ciudad donde Gene haga el concierto. Es una experiencia increíble”.
***

Llaman especialmente la atención los bajos en forma de hacha, un signo distintivo de Gene, quien contrató a un diseñador para la peculiar herramienta de trabajo. De ahí surgió la marca Axe, propiedad del bajista.

Los instrumentos están colocados en una pared del piso donde Rodrigo Acuña tiene toda su colección. En la misma casa de Cuajimalpa están distribuidos los demás objetos.

Gene Simons y Paul Stanley, líderes cofundadores de Kiss, diseñaron su propia imagen; eran cuatro, incluyendo a Peter Criss, los originales, que también crearon sus trajes, pero los dos primeros han sido las cabezas.

“Aquí también hay otra guitarra, la de Ace Frehley —‘muy icónica’, comenta Rodrigo—, que en los conciertos lanza fuegos pirotécnicos y echa humo”.


También tarolas que pertenecieron a Eric Singer; acetatos hechos en México, Estados Unidos, Canadá, Japón y Europa, donde por cierto tuvieron que modificar el logotipo por el supuesto parecido con la ese del Servicio Secreto alemán, pero nunca fue esa la intención; es más, para confirmarlo, Rodrigo Acuña revela el origen de los músicos:
“De entrada, un dato muy importante: los cuatro fundadores de Kiss, los cuatro, son de origen judío, por lo tanto no tienen ninguna simpatía con el nazismo, especialmente la mamá de Gene, una sobreviviente de Auschwitz. Ella era una niña cuando sale del campo de concentración; entonces, por supuesto, no hay ningún tema con el logotipo.
***

Y entras al corazón de este museo con diferentes objetos que Rodrigo Acuña guarda y custodia con especial cuidado y cariño.
Explica:
“He ido haciéndome de distintas cosas en distintos momentos; por ejemplo, tengo una máquina de pinball, que era de 1978; están los viniles, por supuesto; está la espada, con la que Gene escupe fuego en los conciertos. Esa, por ejemplo, me la dieron en 2019.

La espada también está autografiada. Luce en un pequeño exhibidor de acrílico donde refulge con luces de colores. Está ahí para protegerla del polvo, comenta Acuña, y también para que se vea lo mejor posible.
Las espadas forman parte de los actos más conocidos del grupo. La que aquí exhibe fue usada por Gene en 2019, durante un concierto ofrecido en la llamada Curva 4 del autódromo Hermanos Rodríguez.
—Es de los actos más conocidos de Kiss, ¿no?

—Bueno, sí, al ser ellos cuatro integrantes, cada uno con su personaje muy bien definido, tiene un cierto protagonismo dentro del show: Gene escupe sangre, que no es sangre, sino pintura, y también escupe fuego con esa espada; una de las cosas que hace Paul es pasar en un columpio por encima del público e interpretar un par de canciones. La batería sube cuando hace el solo de batería y ahí se hacía lo de los juegos pirotécnicos con su guitarra, que ahora tiene esa misión Tommy Thayer, actual guitarrista, además de haber sido tour manager de Kiss, con quien tiene trabajando alrededor de 25 años.
—Van a cumplir 50 años como Kiss, ¿cuál es la sorpresa?

—Pues una de las sorpresas es que la gira se llama El fin del camino. Es de despedida, o a eso apunta, porque con esta pandemia se incrementó el hambre y las ganas de la gente de ver show.

—Es que la pandemia…
—Sí, si no hubiera sido por la pandemia, se suponía que el último show iba a ser el verano de 2021 o 2022, en Nueva York; ahorita están en Australia y ya hay fecha para México: el próximo 4 de diciembre.
—¿Este año sería su última gira?
—Es lo que apunta, y si fuera la realidad se están retirando en un gran momento, como los grandes, porque siguen siendo muy buenos ejecutores durante su show. Además, Gene tiene 73; Paul, 72…



Es Rodrigo Acuña, en medio de los tres mil artículos relacionados con esta banda de cuyo equipo y destino ya forma parte, pues también participa en algunos negocios instalados en Las Vegas.
Humberto Ríos Navarrete