Cultura

Contra la 'fast fashion'

Frente al boom del fast fahsion, casi todo ofrecido por internet, ha surgido una especie de antídoto, aunque a menor escala; la diferencia es que las primeras son prendas distribuidas por grandes empresas, mientras que las segundas son elaboradas por emprendedores con talleres sencillos.

Y hay más.

La venta de este último tipo de ropa surgió poco antes, durante y después de la pandemia en locales que parecían no tener futuro, pero poco a poco la gente, sobre todo jóvenes, comenzó a interesarse en el vestuario retro o antiguo. Después surgirían adaptaciones con las telas.

Desde tiempos remotos la denominada ropa de segunda o de paca, muchas de grandes marcas, ya era vendida en tianguis, sobre todo en Tepito o en el dominical Lagunilla, donde también ofrecen saldos.

Con el paso de los años comenzaron a venderse en mercados que salieron del círculo tepiteño; la diferencia es que algunas de esas prendas, ofrecidas en mercados marginales, son de ínfima calidad, mientras que en los tianguis tradicionales tienen más cuidado en lo que ofrecen.

Y es que según la paca es… la pedrada.

Es lo que dicen.

En esta nueva ola, en cambio, comenzaron a montarse en lugares cerrados que venden la llamada ropa vintage. Más cuidada, mejor escogida, de mejor calidad, con look diferente y en zonas más nice.

Pero otros van más allá.

Un nuevo estilo sale a luz. La diferencia con las anteriores es que ahora vienen acompañadas de creatividad, pues intervienen modistos y diseñadores, además de que cuidan el medio ambiente.

Un ejemplo de este esfuerzo familiar son los hermanos Marcos y Luis Antonio Juárez, este último con estudios de diseño en la UAM.

Ellos ponen en práctica su creatividad, reforzada durante la pandemia, un periodo de crisis global que también les permitió meditar sobre el uso ecológico de telas y, como valor agregado, el aprecio de cada cliente por la prenda, por lo general de larga duración.

En todo eso y más radica el trabajo de los Juárez, que utilizan ropa de textura duradera, bien cuidada, o ambos aspectos a la vez, además de diseñar piezas únicas que surgen de la mente creativa de esta mancuerna, cuyo domicilio está en la alcaldía Gustavo A. Madero.

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“Notros estamos influenciados por el streetwear, el hip-hop, toda la cultura urbana, y a partir de ahí desarrollamos nuestros conceptos y sacamos nuestras piezas”, precisa Luis Antonio.

—Y tienen dos proyectos.

—Sí, una es de moda circular, que se llama REHAP, rehabilitando ropa, y utilizamos textiles que ya están por desecharse, pero que aún tienen un buen envejecimiento. Usamos telas de calidad para que envejezcan bien y no se desgasten.

El proyecto paralelo consiste en sacar el mismo diseño, pero en varias piezas, siempre acorde con la cultura urbana, así como de influencia japonesa en algunas prendas, como es el kimono.

Luis Antonio es muy preciso cuando expone que no usan telas del llamado fast fashion, en referencia a las marcas desechables, es decir, la llamada moda rápida que inunda el mercado, sobre todo en ventas por internet.

Y confeccionan desde una prenda personalizada, hasta las piezas terminadas para ofrecerlas en tianguis.

El trabajo siempre es en equipo, pues mientras Marcos traza, corta y cose, Luis Antonio se sienta frente a la computadora para hurgar o sacar nuevos diseños. “La computadora es una herramienta indispensable, porque a partir de ahí buscamos inspiración”, comenta.

El concepto de “pieza única” es que son más artesanales y sobre pedido, además de que siempre tendrán una característica muy especial.

“Primero es la selección de materiales”, añade. “Incluso nos mandan piezas de otros estados, que no quieren desechar o bien tienen un apego sentimental, digamos, y le quieren dar una segunda vida”.

—¿En el caso de las gorras son telas rígidas?

—Para las gorras me gusta mucho usar texturas. Por ejemplo, esta era una falda —muestra una de las cachuchas—; bueno, a mi me encantó el tejido y el contraste del dorado con el café. Esta otra la hicimos totalmente de cero: compramos la gabardina y el estampado lo hicimos nosotros.

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Luis Antonio comenta que han recibido donaciones de ropa para hacer prendas, pero no sirven, pues son fast fashion, y de plano las desechan.

—Prendas temporales.

—Sí, todas esas nuevas marcas que venden por aplicación y te llegan al otro día, son de ínfima calidad; son como estos vestuarios de halloween que te los pones una o dos veces y los tiras como trapos viejos.

—Entonces una tela dura.

—No necesariamente; hay telas delicadas que tienen un buen envejecimiento, como ciertos tipos de seda, de lino o de rayón.

—Y cómo se los pide la gente.

—Nuestros puntos de venta, como la forma de promocionarnos, es justo las redes sociales; también de boca en boca nos han recomendado, como en otros estados. La otra es tener un stop, pues nosotros diseñamos para ciertos bazares y tianguis culturales como El Chopo.

—Y han estado en pasarelas…

—Sí, hemos diseñado piezas para el Centro Cultural de Los Pinos, y también las organizamos y promocionamos para algún tipo de fiesta.

Y aquí está a la vista el trabajo de dos hermanos que emprendieron un proyecto acorde con la cultura urbana y cuya intención es, además, respetar el ecosistema e imprimir un sello particular del cliente, quien puede lucir una prenda estampada de recuerdos.


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Humberto Ríos Navarrete
  • Humberto Ríos Navarrete
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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