Las imágenes son claras. Los animales retozan en espacios donde lo hacían las personas. Los peces se acercan a las playas y con facilidad son atrapados o muerden el anzuelo. Los litorales se iluminan con algas. Estas escenas no solo se perciben en el Océano Pacífico, sino en el Golfo de México, donde era común ver aguas turbias; ahora es lo contrario.
En tierra firme diversas especies juguetean, corren, brincan, pastan, cruzan carreteras. Aprovechan la libertad frente al encierro forzado de los humanos. Pero los depredadores ya aparecieron. Un ejemplo es Yucatán, donde cazaron un puma para luego mostrar el cadáver en redes sociales. Después aparecería sin piel, sin patas ni cabeza.
La cuarentena permite que mientras unas personas aguardan en sus hogares, otras salen a cazar en descampado. Lo ocurrido en los municipios de Tixkokob y Cacalchén, Yucatán, se repitió en internet con la figura de un sujeto apodado El Chiva, quien muestra un puma como trofeo.
En otras imágenes el ejemplar yace en el pasto. También se habla de que en la misma zona han cazado más animales.
La Procuraduría Federal de Protección al Ambiente, mientras tanto, de acuerdo con un comunicado, “inició una investigación para identificar a los responsables de este suceso” ocurrido el pasado 22 de abril.
La dependencia informó que inspectores encontraron “el ejemplar muerto, dentro de una bolsa de rafia blanca. Se trata de un ejemplar de puma hembra, sin cabeza, ni patas delanteras y traseras, y sin parte de la piel, por lo que se procedió a cubrirlo con tierra para que prosiguiera el estado de descomposición del ejemplar”.
De inmediato la indignación apareció entre usuarios de redes sociales y asociaciones defensoras de animales, como ocurrió en la página de Protección del Perro Callejero, cuyo presidente es Antemio Maya Pindter, quien durante más de 25 años se ha dedicado, como él dice, “a proteger animales de compañía en condición de calle o maltratados por sus tutores”.
Maya Pindter se duele:
—Los animales siempre van a ser víctimas. La naturaleza está agobiada y no entendemos la lección.
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El activista creó la Red Nacional de Ayuda a Albergues de Animales. La mayoría de los refugios se localiza en el Estado de México y la capital del país, Chiapas, Querétaro y Puebla, entre otros.
La idea inicial fue recaudar fondos. “Apenas llevo 20 mil pesos reunidos para 53 albergues”, informa Maya Pindter.
—Es poco.
—Pues sí, para 53 albergues es poco; creo que dejaremos de recibir donativos el 20 de mayo y los repartiremos —responde Maya Pindter.
El ingeniero de profesión ya había detectado que durante el lapso de la emergencia sanitaria quedaban en el desamparo algunos albergues. Por eso insistió en la convocatoria para cooperar en forma económica y repartir la suma entre el conjunto de refugios.
Y es que debido a la contingencia sanitaria que exige reducir al mínimo las interacciones sociales, explica, las aportaciones en esta ocasión no pueden ser en especie, pues el proceso de recepción y entrega de los costales de alimento sería contrario a dicha medida de seguridad.
La lista de los donantes parece en la página de la Red Nacional —“Registro de Albergues Covid-19”—, acompañada de la suma depositada en una cuenta bancaria.
La idea de crear la página Red Nacional de Ayuda a Albergues de Animales surgió para hacerlos más sustentables, aunque también añadirán un letrero: “No me des un donativo, mejor compra nuestros productos”.
Con la intención de proteger a perros y gatos emprendieron dicha colecta, comenta quien desde hace un cuarto de siglo inició campañas de esterilización para intentar controlar la sobrepoblación de canes y felinos en la zona de Cuautepec, alcaldía de Gustavo A. Madero.
Y ahí mismo, en Cuautepec, está su albergue de perros y gatos que arman una fiesta cuando lo ven llegar.
“La situación económica por la que atravesamos los albergues es crítica”, admite el ingeniero Maya Pindter, quien ha coincidido con animalistas en el sentido de que “vivir a la espera de donativos para alimentar a perros y gatos nos sujeta a un estrés día a día”.
Por eso su página está abierta para el anuncio de empresas que produzcan artículos en México, “con capital mexicano, no probados con animales, amables con el medio ambiente y que ahorren agua”.
También pide a protectores de animales, dueños de negocios, ofrecer sus productos en esta página con el objetivo de aumentar sus ventas y de esa forma hacer autosustentable los albergues.
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El presidente de Properro, que también tiene animales en su casa, dice que el activismo a favor de éstos, como en otras causas, “tienen un costo muy importante en la salud personal, en la economía y la relación familiar”.
La situación por la que estamos pasando a raíz de la pandemia, agrega, está afectando el desempeño de nuestras actividades económicas, la supervivencia de los perros y gatos rescatados en albergues y domicilios particulares. “Es un momento extremadamente crítico”.
Maya Pindter, asiduo visitante de MILENIO, reflexiona de manera pausada pero severa cuando recuerda que la gripe aviar y porcina, la enfermedad de las vacas locas, el virus del ébola y ahora el covid-19, que se cree pasó de los murciélagos, “nos habla de que el ser humano no ha querido doblegar su absurda soberbia y reconocer que es un habitante más y no el dueño del planeta”.
Y aunque ahora se cambiaron los papeles, pues nos obliga a estar encerrados mientras los animales se pasean por las avenidas de grandes ciudades, como reconquistando su hábitat, “hemos visto noticias de habitantes de Yucatán que han salido a cazar pumas cuando se asoman sigilosamente a las casas”, medita este hombre de hirsuta barba.
Y cuestiona:
—¿El ser humano entendió la lección o muy pronto olvidará al covid-19 o esperará la siguiente pandemia con su natural arrogancia?