Espectáculos

Tierra del fuego

Instalados en la ciudad de México pareciera que el Medio Oriente es muy lejano y que los problemas que ha vivido desde hace al menos 80 años nos son absolutamente ajenos.

Sin embargo, actualmente en nuestra cartelera cinematográfica se exhibe la película Golda, sobre la primera ministra israelí que vivió algunos de los momentos más críticos de la historia reciente de este país.

Además, curiosamente estoy leyendo el libro Oriana Fallaci se entrevista a sí misma. Para quienes no la conozcan lees cuento que Oriana es (fue porque falleció en 2006) la mejor entrevistadora del mundo. Por ello es que este ejercicio de auto-entrevistarse era muy esperado y aplaudido. Me llama la atención con la que Oriana advierte del “riesgo” que significa el avance del pensamiento, del dominio musulmán en el mundo y de la pasividad de los países occidentales frente a ello.

Y ahora me encuentro con la obra Tierra del fuego, que aborda la relación entre una víctima judía y el responsable árabe de un atentado, y muestra que ese mundo y las situaciones que se viven “hasta allá”, en realidad nos son mucho más cercanas de lo que suponemos.

Escrita por el argentino Mario Diament, Tierra del fuego es una obra inspirada en un hecho real que cuenta la historia de Yael, una exazafata israelí, que resultó herida y su mejor amiga muerta en un atentado terrorista efectuado por Hazán, un joven árabe.

La acción sucede 22 años después del atentado, cuando Yael decide visitar a Hazán, detenido en una prisión de Londres, condenado a cadena perpetua.

Contra lo que pudiera suponerse, el encuentro no es motivado por un afán de venganza, de reclamo, sino con la intención de tratar de entender, de escuchar la versión del otro, del enemigo, para intentar ponerse en esos zapatos ajenos y esforzarse entonces por conocer, por comprender sus motivos, sus razones, su lógica, su lucha, su vida…

El montaje que ahora se presenta en breve temporada los miércoles y jueves en el foro Shakespeare está lleno de aciertos que bien vale la pena enlistar.

Al muy bien hilvanado texto, hay que sumarle, en primer término, una dirección de escena muy limpia y efectiva, que permite que las muchas escenas --que suceden en tiempos y lugares distintos--, transcurran clara y ágilmente sin más ayuda que unos cuantos cambios a una simple mesa y un par de sillas. Aplauso a Tiago Correa por este trabajo.

Para lograrlo, el director cuenta con excelentes aliados. Por el lado de los creativos está María Vergara, diseñadora de escenografía e iluminación, ambos estupendos, especialmente la luz, que logra momentos realmente poéticos.

Y evidentemente el elenco. ¡Bravo a todos!

Paola Arrioja hace un gran, gran trabajo como Yael. No sale un instante del escenario e imprime al personaje la fuerza que le demanda, así como la suavidad que le requiere en ciertos momentos.

Horacio García Rojas, Diana Quijano, Juan Aguirre, Emmanuel Okaury y Paco de la O redondean el elenco. A ellos hay que sumar a Rulo, quien es responsable de los arreglos musicales y de la ejecución en vivió de la música, que de verdad cobija cada momento del montaje.

Tierra del fuego es una de esas obras que duele ver, pues cuestiona, molesta, inquieta y muestra que aquello que creemos lejano no lo es tanto; que eso que suponemos ajeno nos es más cercano de lo que pensamos; y que todo lo que creemos que nunca nos sucederá o afectará… está a la vuelta de la esquina.


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Hugo Hernández
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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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