Espectáculos

Sergio Blanco, brillante dramaturgo

He de reconocer, no sin cierta vergüenza, que no conocía al dramaturgo Sergio Blanco, y en el último mes he visto en escena dos de sus textos y lo menos que puedo decir es que son… ¡inquietantes y novedosos! lo cual resulta muy alentador en un mundo en el que todo parece ser monótono y predecible.

Mi primer encuentro fue con el maravilloso montaje de La ira de Narciso, al que llegué más atraído por disfrutar una nueva dirección del talentoso y siempre propositivo Boris Schoemann, quien como siempre cumplió, e incluso superó mis expectativas.

Sin embargo, lo mejor fue descubrir un texto realmente excelente, que a cada escena me sorprendía y maravillaba más y más, construido de tal manera que uno no deja de pensar qué es real y qué no lo es de lo que se está contando.

Se trata –lo sé ahora, luego de investigar-- de un recurso, estilo, técnica empleada (¿desarrollada?) por Blanco, denominada autoficción, y de la cual tiene publicado un libro llamado Autoficción: ingeniería del yo.

A la singular codificación que tiene la obra dramática de Blanco, Schoemann agrega otros elementos que la hacen en verdad aún más “inquietante”, de tal suerte que no termina uno por saber dónde termina la realidad e inicia la ficción.

La anécdota es aparentemente simple: Se trata de un monólogo que relata la estadía de Sergio Blanco en la ciudad de Liubliana a la que es invitado para dictar una conferencia sobre el mito de Narciso.

A lo largo de cinco días, se involucra en el seguimiento de un posible asesinato cuando descubre unas manchas de sangre en su habitación de hotel; al mismo tiempo narra los encuentros sexuales que mantiene con un joven esloveno que acaba de conocer.

La ira de Narciso se autodefine como “un thriller porno intelectual de altos vuelos”, a lo que yo agregaría que es un texto profundo --pero no por ello pesado--, que reflexiona sobre la creación y otros muchos ángulos del ser humano.

Cristian Magaloni es el protagonista de esta puesta en escena y hace un trabajo brillantísimo, que vale muchísimo la pena ver.

La ira de Narciso se presenta sólo los miércoles hasta el 29 de septiembre en el Teatro de la Capilla, sede de la compañía de Los endebles, en Coyoacán.

Y los lunes y martes, al otro lado de la ciudad, en el Foro Shakespeare se presenta Kassandra, otro unipersonal de Sergio Blanco, éste con la dirección de Luis Eduardo Yee y la actuación de Emiliano Ulloa.

Nuevamente el autor escribe un texto muy singular, esta Casandra no es la trágica heroína troyana, expulsada a la Micenas de sus conquistadores; esta Kassandra (con K y doble SS) es una inmigrante contemporánea que vende productos de contrabando en un pub clandestino.

La mítica Casandra tenía el poder de la adivinación del futuro; sin embargo, cayó sobre ella la maldición de que nadie creyera en sus vaticinios. Esta Kassandra narra sus propias desgracias al tiempo que hace una crítica descarnada de la realidad actual. ¿habrá que creerle?

Un montaje muy, muy, muy singular… que hay que ver.

He descubierto al dramaturgo uruguayo Sergio Blanco; y tengo ganas de leer y ver muchas más de sus obras.

Hugo Hernández


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