Tabasco siempre se va a inundar, es imposible que no suceda porque ese estado es una inmensa llanura cruzada por ríos que guardan memoria de sus cauces, como sus lagunas que, aunque las desequen, terminarán por recibir el agua de las lluvias.
Cuando el agua cae como en estos días no hay presa ni dique que aguante. Eso, sin embargo, no significa que decenas de miles de personas tengan que estar con el agua al cuello, literalmente, como pasó en Macuspana, Villahermosa, Tapijulapa y otros lugares donde llovió sobre mojado. O que tengan que morir, como ocurrió con más de veinte personas en los altos de Chiapas y en Tabasco.
El edén, como se conoce a Villahermosa y los humedales que la rodean, es una tierra inundable, pero a la vez llena de riquezas explotadas sin reparo en el daño ambiental. Responsables de ello hay decenas de personas, sobre todo gobernadores, alcaldes y miembros de cabildos que autorizaron desarrollos de viviendas y centros comerciales en antiguos humedales, en zonas bajas, inundables.
En vez de crecer y abrazar el destino de esas tierras a las que le cantó Pellicer (busquen Cuatro cantos en mi tierra), se construye en su contra, con una arquitectura traicionera que se olvida del clima y de la cultura, en búsqueda de materiales baratos y de maximizar la ganancia. Con autoridades venales que autorizan cambios de uso de suelo, licencias de construcción y admiten manifestaciones de impacto ambiental falseadas.
Esta vez se acusa de las inundaciones a los desfogues de la presa Peñitas, en el alto Grijalva, por haber enviado más agua de la que podían soportar Macuspana, Villahermosa y otras zonas del estado. Así lo denunció el gobernador Adán Augusto López en contra de titular de la CFE, Manuel Bartlett, por hacer un manejo irresponsable de las presas, lo que éste niega.
En 2007, cuando Villahermosa quedó durante semanas bajo el agua, también se acusó a la CFE de haber provocado las inundaciones, pero entonces, como ahora, se buscan explicaciones técnicas, pero “nunca mencionan la deforestación, la nula planeación urbana, la corrupción que retrasa constantemente las obras de prevención, la falta de estudios científicos y la falta de una gestión integral de las cuencas”, como señala Francisco Cubas, editor y fotógrafo en la revista digital Nube de Monte.
“El problema de la capital de Tabasco es que arrastra las consecuencias de muchas décadas de crecimiento desordenado e insostenible. Su supuesta modernización se construyó sacrificando su tejido social y su medio ambiente para generar grandes ganancias a grupos empresariales”, agrega Cubas en Villahermosa, una ciudad hecha para inundarse (nubedemonte.com).
¿Qué zonas fueron las inundadas en Villahermosa? Las de siempre: Las Gaviotas, La Manga, Casablanca, los Espejos I y II y los Carrizales, construidas sobre antiguas lagunas desecadas.
Este martes se reunirán los expertos con el presidente a discutir cursos de acción: entre ellos el dragado de ríos y la construcción de bordos, el control de las cuatro presas del Grijalva (Angostura, Chicoasén, Malpaso y Peñitas), así como el desarrollo urbano y el bienestar, pero el problema va más allá, ojalá y se empiece a discutir la forma en la que construimos nuestras ciudades.
hector.zamarron@milenio.com
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