El pasado miércoles fue agredida una señora en compañía de sus hijos menores de edad. Dicho suceso hubiera pasado desapercibido dado el impresionante número de delitos que se cometen a lo largo de la república mexicana cedida por la política de Manuel Andrés López Obrador (MALO), de “abrazos, no balazos” a los delincuentes, pero el hecho luego se agrava cuando nos damos cuenta que el pecado de la señora era promover el voto a favor de Juan José Frangie, en el municipio de Zapopan, y fue agredida por las huestes de la alianza de partidos en ese municipio, integrada por Morena, Verde, PT Hagamos y Futuro, encabezada por Pedro Kumamoto, quien tiene a los zapopanos sumamente decepcionados, ya que muchos de estos electores pensaban que sus posicionamientos políticos eran verdaderos y acabó vendiéndose a Morena por un plato de lentejas, dejando claro que es un simple político más, de esos del montón y sin verdaderos principios, dispuesto como mercenario a enrolarse con quien le ofrezca un cargo público. Por ello en su propia alma mater, el ITESO, le aventaron un hueso y ya se le conoce desde esa reunión el esa Universidad, me cuentan, como “Pedro HuesoMoto”.
Si el señor tuviera tantita congruencia y le quedara un poco de esos principios religiosos y humanitarios que enseñan en esa Universidad Jesuita, de inmediato hubiera salido a dar la cara y deslindarse de esa cobarde agresión de sus correligionarios, que mandó a varios simpatizantes de Movimiento Ciudadano a la Cruz Verde. A la hora de escribir estas líneas no lo había realizado, confirmando con ese silencio que solapa a los agresores.
Pero esto no es nuevo. La campaña de Morena en el segundo municipio más importante de la República se basa en varias mentiras las cuales me permito analizar a continuación: la primera de ellas, insisten en decir que tanto Pablo Lemus como Juan Jose Frangie se robaron, así literal, 306 millones de pesos, y hasta tiene el descaro de decir que se llevaron a sus bolsillos ese dinero. No hay nada más falso que esa afirmación, y lo explico. Los órganos de gobierno tienen por seguridad que tener los remanentes de sus tesorerías en varias instituciones bancarias, precisamente por seguridad, y así fue como la persona encargada de ello, no el Presidente municipal, no el jefe de gabinete, depositó en una institución bancaria una pequeña parte de los recursos del ayuntamiento. Dicho banco operaba normalmente y contrario a lo que ahora afirma de que había alertas a los inversionistas, con la mala suerte de que funcionarios novatos de la Comisión Nacional Bancaria, sin respetar el procedimiento legal y esperar a que el banco se capitalizara (proceso de capitalización por el que había pasado terminando el covid), ordenaron la revocación de la autorización para operar como institución bancaria y como consecuencia la liquidación del citado banco, por lo que el Municipio de Zapopan está imposibilitado temporalmente de cobrarle al liquidador nombrado por el gobierno federal esa cantidad. Y tan está reconocido como acreedor que éste aparece en la sentencia de reconocimiento, graduación y prelación de créditos emitida por el juez Décimo Primero de distrito en Materia Civil del Primer Circuito en la Ciudad de México y por ende tiene derecho a cobrar al concluir ese proceso de liquidación judicial, por lo que no existe quebranto alguno y mucho menos estos mentirosos pueden afirmar que “alguien” se robó ese dinero. Inclusive si se le causara algún daño patrimonial al erario, porque no pudiera recuperar la cantidad total, le quedaría aún al ayuntamiento ejercer una acción de responsabilidad patrimonial contra el negligente actuar de los funcionarios del gobierno federal, al ordenar dicha liquidación sin cumplir las etapas del debido proceso.
La liquidación judicial, amigo lector, implica primero que el IPAB liquide a los inversionistas que por el monto de sus depósitos contaban con seguro, y paralelamente el liquidador debe convertir todos los activos en dinero en efectivo y con este pagar a los acreedores reconocidos, que insisto entre ellos está el municipio de Zapopan y muchos otros más. Esta operación ya fue incluso revisada hasta por la Auditoría Superior del Estado de Jalisco y la Contraloría municipal.
Otra gran mentira de la que hablaremos detalladamente en otra entrega, es la obra desarrollada en el centro de Zapopan, en donde se ubicaba la Plaza Arcos, que contaba con 58 locales y áreas comunes en 5,200 metros cuadrados, constituida como régimen de condominio, aclarando que el municipio no era dueño de todo el inmueble, solo de algunos locales comerciales. Fue así como algunos dueños se negaron a vender y acordaron aportar su propiedad a un fideicomiso donde se construye un desarrollo que incluye propiedad privada, mixta y espacios públicos para el municipio de Zapopan, ya que, al ser bienes de dominio privado, pudo el municipio sumarse al proyecto en condiciones muy ventajosas, y la superficie del inmueble que le corresponde a Zapopan será destinado principalmente a expresiones de arte, por lo que es falso que las autoridades municipales estén haciendo negocios inmobiliarios. Si los copropietarios de la plaza se hubieran negado a vender o aportarlo a este fideicomiso aún estaría el inmueble como estuvo muchos años, un lugar abandonado que solo generaba problemas al convertirse en refugio de delincuentes en pleno centro de Zapopan. Todo esto no lo pueden ignorar los de Morena, ya que inclusive el regidor Emmanuel Alejandro Puerto Covarrubias obtuvo toda la información del proyecto y las grandes ventajas que este representaba para el municipio y lo trató de impedir, interponiendo un Juicio de Amparo que tomó conocer al Juzgado Séptimo de Distrito en Materia Civil contra la licencia de edificación del inmueble y el Dictamen de Uso de Suelo otorgado a la desarrolladora, el cual fue sobreseído por errores procesales del promovente.
Como usted puede ver, amigo lector, son puros chismes e historias urbanas lo que se construye en estos temas y por parte de Zapopan no hay nada que ocultar, nadie se robó ningún dinero ni nadie realizó negocios inmobiliarios. El único beneficiado con la plaza fue, insisto, el propio municipio de Zapopan, así que no mientan más.
En otra entrega ampliaremos el detalle de las dos operaciones señaladas.