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Hotel Overlook

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  • Héctor Rivera

El Hotel Stanley, en las montañas de Estes Park, en Colorado, Estados Unidos, estaba al borde de la quiebra cuando Stephen King llegó a mediados de los años 70 a pasar ahí unas vacaciones con su familia. Prácticamente las 48 habitaciones del enorme inmueble estaban desocupadas. El escritor estadunidense vivía entonces sus días de alcoholismo, de manera que se instaló en el bar. Ahí, entre trago y trago, concibió a un abigarrado grupito de personajes de miedo y construyó la trama de una de sus más célebres obras, El resplandor. Adaptada al cine con enorme talento por Stanley Kubrick en los 80, la exitosa novela no sólo les dio celebridad a King, a Kubrick y a Jack Nicholson y Shelley Duvall a la cabeza del elenco. También puso al viejo Hotel Overlook, su nombre literario, en el mapa de un curioso sector del turismo empeñado en la cacería de fantasmas.

A la altura de la celebridad de la casona de Norman Bates en Psicosis, el Hotel Stanley es en realidad un mito frágil en la medida en que Kubrick no filmó ahí sino una mínima parte de su versión fílmica de la novela. Eligió en cambio un inmueble en Oregon y los estudios británicos Elstree en Hertfordshire. El verdadero Hotel Stanley tampoco cuenta con un laberinto, como aquel en el que transcurre una de las más espeluznantes escenas de la película, de manera que la administración ha convocado alguna vez a un concurso de proyectos para construir uno en sus terrenos.

Con 140 habitaciones en la actualidad, el hotel recibe ahora cientos de visitantes que buscan escuchar ruidos extraños o ver figuras espectrales subiendo por las escalinatas o paseando por los pasillos. En realidad, el personal del inmueble ha hecho todo lo posible por fomentar la leyenda sobre los sucesos sobrenaturales que ahí ocurren todo el tiempo desde la primera década del siglo pasado, cuando una camarera murió electrocutada en una de sus habitaciones durante una furiosa tormenta eléctrica. Leyenda que crece cada vez más, sobre todo por la frecuente difusión de imágenes captadas con cámaras fotográficas o teléfonos celulares que muestran inexplicables figuras fantasmagóricas vagabundeando por las instalaciones.

Por si el mito llegara a flaquear, los empleados del hotel trabajan desde el año pasado con una inversión millonaria en la construcción de un museo del horror y en la organización de una filmoteca con un acervo de películas truculentas, entre las que habrá de destacar sin duda la cinta de Kubrick. Otras instalaciones habrán de habilitar algunos espacios como estudios de grabación y salas de exhibición.

Ya encarrerados, los propietario del Hotel Overlook trabajan incluso en la organización de un festival de cine de terror que han caracterizado con el promocional de “cuatro días de infarto”, que habrán de transcurrir desde el próximo 27 de abril.

Desde luego, la leyenda habrá de trascender a King, a Kubrick y tal vez a sus propios fantasmas.


*Profesor-investigador de la UAM-Iztapalapa

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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