El director Dexter Fletcher no pudo resistirse al furor delas cinebiografías y decidió contar la historia de un artista vivo, desde sus orígenes en una familia inestable hasta su consagración: Reginald Dwight, que se reinventó para convertirse en el legendario Elton John. Para los nostálgicos y seguidores del cantante inglés la película acierta por la fantasía que representa y reinterpreta la vida de este artista muy talentoso pero tímido en extremo. Rocketman es un musical, semejante a los tradicionales musicales con canciones mezcladas a la narrativa y a los diálogos. Sin embargo, a los biógrafos puristas no les gustará que el tiempo y el orden del lanzamiento de las canciones sean alterados de la realidad. También las letras, alteradas de acuerdo con la necesidad de la mise-en-scène e inclusive los clásicos disfraces no representan una relectura fiel. A pesar de ello, el clima lúdico se asemeja a la propia carrera de Elton John.
La película se propone en su secuencia inicial mostrar a un joven asaltado por el éxito y que debe lidiar con sus miedos, uno de ellos la timidez congénita que le entorpece la exposición mediática. El filme inicia con Elton ingresando a una terapia colectiva y revelando sus problemas. Rocketman tiene esa característica, la de un arrebato que permite recordar los peores y mejores momentos del artista con una distancia temporal y que nos permite sonreír al percibir que los miedos pueden ser superados. De acuerdo con la producción, la película fue concebida, estéticamente, para ser aprovechada por los espectadores tanto en casa como en las salas cinematográficas. Lo lúdico detrás de la concepción visual permitirá eso. Así, Rocketman consigue, por medio de lo imaginario, de la memoria y de la alucinación, huir de una mímesis y ser divertida sin perder la sensibilidad.
Todo el elenco canta. Por desgracia, fuera del rol principal encarnado por Taron Egerton que casi llega a alcanzar las notas de Elton, las interpretaciones de los demás no son muy afortunadas, pues sus registros vocales son de aficionado. Me refiero a Jamie Bell, que interpreta al letrista Bernie Taupin; a Bryce Dallas Howard, que encarna a la mamá de Elton; a Richard Madden, que se mete en el traje de John Reid, amante y productor del pianista. Todos son un desastre en el canto, aunque no en sus actuaciones, hay que decirlo. Una última nota mala: el director aborda tímidamente la calvicie de Elton, que no aporta nada a la trama.