Política

Mentira y vida pública

Octavio Paz refería: “cuando la verdad legal no se parece a la verdad verdadera se aclimata la mentira”. Esa amplia brecha entre la norma y la realidad social cotidiana ha propiciado que en nuestra cultura cívica y política la mentira y la simulación sean toleradas y generalmente queden impunes. Este fenómeno parece muy extendido en el orbe hispanoamericano.

En otros países como en los Estados Unidos, el plagio y el perjurio enfrentan graves sanciones, no solo por las normas, sino por el reproche social que acompaña a la moral pública. La falsedad ha destruido presidencias y ha llevado a proyectos políticos nacionales a la ruina.

Sin embargo parece que en la vida política contemporánea ese reproche social se erosiona de manera creciente. Los medios y la academia evidencian la falsedad de las afirmaciones y declaraciones de los políticos, sin que les cueste políticamente ni provoque repudio ciudadano. En Estados Unidos la mentira y el espionaje llevaron a la debacle a Nixon y cimbraron la carrera de Bill Clinton. Sin embargo, dos décadas después Donald Trump amenazaba y mentía con mínimas consecuencias en su popularidad y en la lealtad de los legisladores republicanos. 

Autores como Levitzky y Ziblat (“Cómo mueren las democracias”) y Anne Applebaum refieren que lo mismo sucede en Venezuela, Hungría, Gran Bretaña, Turquía, Polonia, Brasil y, por supuesto, México (con 61 mil mentiras en menos de tres años de mañaneras). ¿A qué se debe este fenómeno? El clima de polarización que caracteriza al debate social actual con predominio de las redes sociales que sobresimplifican los problemas, generan enemigos y amenazas para cohesionar partidarios, se generan en un contexto de superficialidad, de manera impersonal, frívola e irresponsable. Al calor de la contienda se recurre a ofensas y señalamientos infundados y a mentiras deliberadas. Además, esta polarización del debate y la devaluación de contenidos ha generado el exitoso negocio trasnacional de los bots, de las encuestas falsas, algoritmos polarizantes que brindan a los usuarios de las redes más y más de sus prejuicios e ideologías. En la actualidad, existe una industria de aplicación de tecnologías de inteligencia artificial para generar “emboscadas” informativas y de divulgación de noticias falsas. Alto Analytics de España documentó, para citar solo un ejemplo, 4.5 millones de mensajes pro-vox y anti-islámicos en los meses previos a las elecciones españolas, emitidos por cuentas de creación reciente con “actividad anormalmente alta”.

En los difíciles momentos políticos y sociales que vivimos, los ciudadanos debemos salir de nuestro aturdimiento (nueva alienación tecnológica) y tomar la responsabilidad de participar de manera más informada y decidida; y aunque parezca abrumadora la inercia de la mentira, de la falsedad, de la simulación, logremos revertir la tendencia para perseguir el perjurio en nuestra vida institucional y desterrar la mentira en la vida pública. Parece utópico, pero países como Singapur o Corea del Sur lograron, en una generación, construir instituciones y fortalecer la moral pública para terminar con la corrupción, la mentira y la simulación.

Guillermo Zepeda 

gzepeda@jurimetria.org


Google news logo
Síguenos en
Guillermo Zepeda
  • Guillermo Zepeda
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.