La tercera jornada de la NFL nos permitirá revivir una de las rivalidades más legendarias de la Conferencia Americana, cuando los Pittsburgh Steelers visiten el Allegiant Stadium, casa de Las Vegas Raiders, en donde no importa cómo llegan, porque siempre garantizan buenas batallas.
En la década de los 70 y principios de los 80, los Steelers y Raiders se repartieron la mayoría de los títulos de conferencia.
Hoy, sin embargo, no viven su mejor momento, aunque se mantienen como dos de las escuadras con mayor número de seguidores en nuestro país, muchos de los cuales son compartidos; es decir, que muchos aficionados de Las Vegas tienen a Pittsburgh como su segundo equipo, y viceversa.
No se espera un duelo de muchos puntos.
Ninguna de las dos ofensivas ha mostrado grandes cosas después de dos jornadas, y ambos llegan con récord de un ganado y un perdido, una victoria apretada en el marcador y una paliza humillante en sus derrotas.
La ofensiva de los Steelers es de regular a mala. No cuentan con los grandes nombres de antaño. Kenny Pickett, su pasador de segundo año, tiene mucho por demostrar y debe dejar en claro que puede con el peso de liderear a uno de los equipos más emblemáticos de la liga.
Después de dos partidos no se le han visto grandes cosas, fuerza mucho los pases en el centro del campo y sus lecturas no han sido las mejores.
El running back Najee Harris es quizá lo más destacable que tiene Tomlin en esta unidad, pero necesita que le abran huecos y su línea ofensiva deja mucho que desear.
Solamente Diontae Johnson posee velocidad y manos para anotar en una jugada; el resto se pierde dentro del promedio.
Requieren que pronto el joven George Pickens y el ala cerrada Pat Freimermuth ayuden a su joven quarterback para balancear el tiempo de posesión durante los partidos.
A la defensiva, muchos han criticado al free safety Minkah Fitzpatick por esa jugada donde golpea al corredor de los Cleveland Browns, Nick Chubb, y lo deja fuera de la temporada.
Sin embargo, no coincido: fue una jugada plenamente cotidiana, de las que se presentan en todos los partidos.
Quienes alguna vez jugaron futbol saben que es imposible detenerse para taclear con la intensidad con la que se juega en plena línea de scrimmage.
Es muy fácil hablar desde la barrera.
La nueva “Cortina de Acero” es una unidad que basa mucha de su fortaleza en la velocidad y en el golpe fuerte. Es la naturaleza de este deporte de contacto.
Históricamente, los de oro y negro juegan una defensiva con tres frontales y cuatro apoyadores, lo cual les permite desarrollar el “blitz” frecuentemente y provocando que los pasadores contrarios deban ser muy precisos en sus lecturas, ya que no dan mucho tiempo para pases largos.
Los frontales de los Steelers han debido hacer ajustes con la lesión del estelar Cameron Heyward, por lo que el peso de esta unidad ha recaído en Larry Ogunjobi, quien ha jugado bien, pero aún no está al nivel de Heyward.
Esta unidad ha quedado mucho a deber y, después de dos jornadas, son los peores de la liga para contener la carrera. San Francisco y Cleveland les corrieron cuanto quisieron y permitieron 193 yardas después de dos encuentros.
Sus apoyadores son lo mejor de su defensa. Cuentan con uno de los mejores cazadores de cabeza de la liga en la persona de T. J. Watt, quien es un dolor de cabeza en cada jugada de pase para los quarterbacks.
Por otro lado, Alex Highsmith, un tacleador natural que suele provocar balones sueltos con los rivales, además de su habilidad para defender el pase.
El perímetro del equipo de Mike Tomlin es bueno. Son décimo sextos en la liga, han permitido 206 yardas después de dos partidos, y, sin duda, su mejor hombre es Minkah Fitzpatrick, quien ha estado lesionado del pecho y ha tenido entrenamiento limitado durante la semana, pero se espera juegue el próximo domingo.
Los Raiders, por su parte, llegan a este compromiso tras derrotar en la inauguración de la campaña a los Denver Broncos, y después de haber sido humillados y exhibidos por los Buffalo Bills, quienes dejaron constancia de por qué muchos los consideran favoritos para ocupar el sótano de la división al término de la campaña.
En lo personal, considero que Josh McDaniels, su head coach, es uno de los peores entrenadores de la liga, no solamente por su récord como estratega, que es de 18 triunfos en 47 partidos dirigidos en la liga como entrenador en jefe, sino porque ha tenido conflictos con jugadores rara vez vistos en esta liga. Incluso hombres profesionales como Chandler Jones han preferido no jugar a ser dirigidos por él.
A pesar de que la defensiva de los “Malosos” mostró mucha fragilidad en 2022, la directiva y entrenadores optaron por seguir fortaleciendo la ofensiva con quarterbacks, receptores y alas cerradas que vinieron a cubrir huecos que no se tenían, descuidando la línea.
Misma situación que su unidad defensiva, donde, salvo Maxx Crosby, el resto de los jugadores titulares tranquilamente pudiera ser segundo equipo en cualquier escuadra de la NFL.
A la ofensiva, Raiders cuenta con muchísimo talento en lo individual. Poseen a Devante Adams, el que para muchos es el mejor wide receiver de la NFL.
Está acompañado por Jakobi Myeres y Hunter Renfrow, hombres que, sin problema, pudieran ser considerados el mejor cuerpo de receptores de la liga.
Al Davis decía que, para tener un equipo campeón, hacían falta dos cosas. La primera: una buena línea ofensiva. Y la segunda: un buen perímetro.
Hoy sus Raiders no tienen talento en ninguna de estas dos unidades.
Salvo Kolton Miller, tacle izquierdo, ninguno de los otros jugadores que conforman la unidad puede garantizar protección de Jimmy Garoppolo.
Jimmy G es su nuevo mariscal de campo y es bueno a secas; no es el más espectacular ni el más rápido, y tampoco el que posee el mejor brazo.
A pesar de ello, sabe ganar; sin embargo, nunca había estado rodeado de tanta carencia en su carrera como lo está ahora en Las Vegas, donde su defensiva no detiene ni en defensa propia.
Por su parte, Josh Jacobs ha tenido un inicio de temporada muy complicado: en 28 acarreos tiene apenas 46 yardas, para un paupérrimo promedio de 1.6 yardas por corrida, muy lejos de los 4.9 que promedió en 2022.
Sin embargo, es natural, tomando en cuenta que no hizo pretemporada por estar arreglando su situación contractual con la directiva.
La defensiva de Las Vegas es su talón de Aquiles. Es una unidad que pasa la gran mayoría del partido dentro del terreno de juego, y es natural que terminen por ceder.
Es la unidad que menos balones sueltos ha provocado en los últimos tres años, y este 2023 no es la excepción.
No interceptan y tampoco fuerzan balones perdidos. Sin embargo, McDaniels no consideró hacer cambios ni en los entrenadores ni en los jugadores.
El perímetro, salvo el recién llegado Marcus Peters, son jugadores sin un cartel respetable.
Basta con decir que ninguno de los jugadores que están en el roster fue seleccionado en primera ronda para su llegada a la liga.
El punter AJ Cole y el kicker Daniel Carlson son de lo mejor en la liga. En equipos especiales sí cuentan con buenos jugadores con talento para ser invitados regulares al Pro Bowl.
Raiders y Steelers son dos escuadras con mucha tradición, con mucho legado, que se crecen cuando se deben enfrentar.
Este domingo esperamos un duelo cerrado, parejo, con dos equipos que están tratando de encontrar la fórmula para regresar a los primeros planos.
Sin embargo, en un acto de sinceridad, los de Pittsburgh parecen estar más enfilados en lograrlo en un mediano plazo.