Permítame usar esta columna para una despedida. La vida de los medios hace que uno experimente de forma distinta el inicio o fin de un proyecto: a veces con alegría, otras tantas con tristeza o, incluso, desesperación. El desapego a una idea de comunicación es complicado, es dejar ir horas, años de conversación con quienes se han convertido en familia extendida.
Hace 13 años y medio lancé RMX en Guadalajara. La mayoría sabe la anécdota sobre las enormes dudas internas y externas dentro de Imagen sobre la efectividad del formato y cómo nos daban tres meses de vida.
Esos tres meses acaban hoy.
RMX es más allá de una estación de música. Logramos cohesionar el ímpetu de cambio de la ciudad para transformarla en conversación radiofónica. Todos los agentes que han tenido que decir algo en Guadalajara en los últimos años han pasado por el 100.3, todos. No por nada es sorprendente y dolorosa su partida para personajes disímbolos de todos los estratos y esferas.
La misión de RMX fue ser un altavoz de la ciudad en todo momento, tanto en la cultura y en el entretenimiento como en las crisis como narcobloqueos o boicots de transportistas. No siempre fue fácil y pocas veces fue dulce. Aun hoy, hay políticos y líderes que la ven con recelo. No así la sociedad que la cobijó como suya, como parte de su clan.
Por ello, el festival 212 es tan entrañable, tan tapatío. Obvio buscaremos la forma de rescatar al festival gratuito más grande del país. Rescatémoslo todos.
Como parte de su estrategia de negocios, Imagen vendió las dos estaciones donde se desarrollaba RMX de forma completa. No, no porque el concepto no vendiera sino todo lo contrario: los resultados le dieron un valor agregado que interesó a otro grupo de comunicación que, desde mañana, lanzará su idea de información en dichos espacios.
No negaré que tengo el corazón resquebrajado, como los colaboradores que, ayer y hoy, estuvieron ahí. Es difícil decir adiós a espacios y amigos que se unían de forma remota a través de un foro que creció contra todo pronóstico y contra cualquier circunstancia.
No obstante, no dudo en el futuro. RMX demostró que una estación de pensamiento y formato vanguardista funciona en todos los ámbitos. No dudo que en días, horas próximas, alguien toque a la puerta para continuar con el legado que existe. No es esperanza, es certeza.
Por lo pronto, hoy los invito a celebrar que existió RMX, que logramos cambiar el epicentro hacia Guadalajara y, por ello, creció más de lo que imaginábamos. Hoy abracemos en las calles a quien, con nosotros, disfruto de una canción, una discusión, un promocional, un concierto, una idea que surcó el aire.
Ya mañana lloraremos por la pérdida.
Gracias a todos.
goliveros@me.com
