Palacio Nacional amaneció blindado. Altas vallas metálicas rodean el edificio, el Zócalo, el Palacio de Bellas Artes y el Ángel de la Independencia, entre otros edificios y monumentos del Centro Histórico, informa Verónica Garrido en su periódico El País.
La Ciudad de México se prepara así para las movilizaciones de la generación Z, convocadas a través de redes sociales para una protesta el próximo sábado, y el plantón de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, propuesto para este jueves y viernes.
La Presidenta no ha sabido ni querido diferenciar una marcha convocada por jóvenes en contra de la violencia y el asesinato de Carlos Manzo y otra encabezada por un grupo de rufianes de un sindicato que fue aliado de Morena y ahora su enemigo.
Para Sheinbaum las dos marchas son la misma cosa. Para empezar, puso en tela de juicio, una tela delgada, pero resistente, la autenticidad del movimiento juvenil y criticó el apoyo que recibió la convocatoria por parte de personajes como el ex presidente Vicente Fox: “ni a chavorrucos llegan”. Fox anda turulato, pero muy a su gusto, y si le da la gana apoyar una marcha, pues que la apoye.
Sheinbaum defendió la decisión de amurallar Palacio Nacional, asegurando que las medidas buscan “proteger la vida de las personas” y evitar daños a los monumentos históricos. La mandataria insistió en que las vallas no tienen la intención de impedir la manifestación, sino de evitar enfrentamientos, recordando la violencia de anteriores manifestaciones de la CNTE en la capital: “se pusieron las vallas desde hace varios días porque también hay marchas de la Coordinadora y queremos evitar provocaciones (…). La última vez que eso ocurrió golpearon reporteros y hubo acciones violentas, que a lo mejor no eran de los maestros, sino de algunos provocadores”.
Ah, la palabra “provocador”, gran comodín para decir rufián de la Coordinadora. Pues conténganlos antes de que destruyan, roben, incendien, golpeen. ¡No! Perdemos unos votos y no estamos para esos lujos. Es que de veras.
Y duro y dale con la ultraderecha
La mandataria aprovechó (a Gil le encanta escribir mandataria) para lanzar críticas venenosas a la oposición y a los personajes políticos que, según ella, han intentado apropiarse de la convocatoria juvenil. “Es importante que la ciudadanía conozca quiénes están detrás de la marcha (…). Unos cuantos mayores de edad, no necesariamente de esa generación, la están promoviendo o aprovecharon la convocatoria. Es fundamental saber quién está convocando realmente”. Y bien pensado: qué rayos importa quién ha convocado a una marcha. Desde luego no pueden ser ni integrantes de la ultraderecha, ni borregos llevados a las calles.
La Presidenta ha sostenido que las protestas son un derecho legítimo, pero insistió en que la convocatoria presenta irregularidades. “¿Quién convoca? ¿Cómo se convoca? ¿Quiénes van a asistir?”, ha cuestionado. Gil lo escribió arriba: Sheinbaum se refirió con ironía al ex presidente Vicente Fox y a miembros del PRI que han expresado su respaldo al movimiento. “Fox ya reivindicó que va a venir a la marcha, no es muy de la generación Z… los priistas en la Cámara de Diputados ya la reivindicaron. En fin, un montón de personas que no son necesariamente… ni a chavorrucos llegan”.
Provocadores
Sheinbaum también ha aludido a la presencia de grupos como el bloque negro, al que calificó como “provocadores”: “se insertan en las manifestaciones y utilizan distintos artefactos para quemar. Nosotros tenemos una responsabilidad de cuidar Palacio Nacional, es un monumento histórico, un símbolo de nuestro país”.
¿Y no deberían identificar a esos delincuentes, detenerlos, presentarlos ante el Ministerio Público y acusarlos de los diferentes delitos que han cometido? Tanto se ha dicho esto que ya damos por hecho que así ocurrirá: los comercios taparán las entradas de sus establecimientos como si viniera un huracán, los ciudadanos de a pie correrán despavoridos pues no hay quien los cuide. La autoridad no los contiene ni detiene, se amuralla y, si acaso, les manda a unos policías sin más armas que unos escudos. ¿Estamos locos? Sí, y además no hacemos nuestro trabajo.
Todo es muy raro, caracho, como diría Hippolyte Taine: “por malo que sea un gobierno, hay algo peor, y es la supresión del gobierno”.
Gil s’en va