Política

La vista gorda

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Gil está de plácemes. Hace mucho tiempo que el presidente Liópez no pronunciaba uno de sus apotegmas favoritos: “minoría rapaz”. Pues de nuevo lo ha puesto a circular a propósito del paro indefinido de los integrantes del Poder Judicial. “A la mayoría de los mexicanos no les va a importar (…) Lo que nos corresponde: respeto absoluto a su huelga, libertad. Es ilegal lo que están haciendo o lo que van a hacer, pero no nos corresponde a nosotros sancionar, le corresponde al Consejo de la Judicatura, es decir, al mismo Poder Judicial, pero aun si nos correspondiera a nosotros, se garantiza el derecho a disentir y el derecho a la huelga”.

Gil lo leyó en el portal de su revista Proceso en una nota de Dalila Escobar. El mandatario (a Gil le gusta escribir mandatario) aseguró que su administración no tiene ningún problema con la protesta, “nada más que queremos dejar de manifiesto que es completamente injusto el que se quiera sostener, porque va en contra de nuestro país y pueblo, que se quiera sostener un sistema judicial entregado por entero a una minoría rapaz”.

¡Bravo, viva!: minoría rapaz. Este ha sido uno de los grandes logros lingüísticos del Presidente. Rapaz: inclinado o dado al robo, al hurto, a la rapiña, afirma el tumbaburros.

Embustero

Regresemos a la comisión declarativa: “porque va contra nuestro pueblo un sistema judicial entregado por entero a una minoría rapaz”. ¿Cómo les quedó el ojo? “Por entero”, todo el sistema judicial. “Le diría a los miembros más distinguidos, los más afortunados de estas organizaciones, que se expresen, si quieren que se viole la Constitución, que no se oculten detrás de membretes

porque tienen nombre y apellido. Pero que nos digan que no quieren vivir en un estado de derecho, verdaderamente si quieren seguir viviendo en un estado de chueco, si quieren seguir promoviendo la corrupción (…) Es el momento de las definiciones. Nada de que la ley es la ley, quiero que se aplique en los bueyes de mi compadre”.

Reconozcamos lo que Gil y muchos otros han sostenido y demostrado: el Presidente es un gran mentiroso, y no cualquiera, mentir es un arduo trabajo. Y si lo haces bien durante seis años, incluso se puede lograr una alta aprobación. Desde luego se necesitan muchas, muchísimas personas que quieran creer esas mentiras, pero Gil sabe que todos vivimos de mentiras. Aigoeii.

El Presidente se quejó de que hablen de un estado de derecho, legalidad, confianza, división y equilibrio de poderes, pero es “pura demagogia cuando lo que está detrás es mantener privilegios y seguir haciendo a un lado al pueblo”. Gil no quiere ser repetitivo, pero lo es y mucho: ¿más mentiras? Sí, las que sean necesarias, se trata de una forma de ser, de la naturaleza del Presidente. López Obrador aseguró que este poder sirve a minorías, se notará “ahora que han decidido los del Poder Judicial irse a huelga, a la mayoría de los mexicanos no les va a importar”.

Un florero

Gil ruega, implora a los lectores y las lectoras que lean el siguiente párrafo: “con toda franqueza y también respeto, hasta nos va a ayudar a que si no están los jueces, magistrados y ministros en activo tenemos cuando menos la garantía de que no van a dejar libres a delincuentes del crimen organizado, y como no van a estar trabajando los juzgados, tampoco va a haber libertad para los delincuentes de cuello blanco”.

Sí, señor, las comillas son rigurosas. No hay jueces, nos salvamos de que los criminales queden en libertad. A veces Gil quisiera reír a carcajadas y luego darse de topes en un muro.

Liópez arremetió y se fue hasta la cocina: que hay un elemento que le puede preocupar y se refiere a que no han resuelto el expediente de más de 25 mil millones de pesos en daño a la hacienda pública. Tal vez el Presidente quiere subsanar el fraude de Segalmex, lo cual no estaría nada mal, pero que no sea con el presupuesto del Poder Judicial.

En lo que a él corresponde, afirmó sentirse muy satisfecho porque si no planteaba esta reforma judicial, “se hubiera quedado como un florero de conciencia: cómo fui Presidente de México y me hice la vista gorda, me convertí en cómplice y dejé pasar todo lo que estaba yo constatando y no dije nada y no hice nada por cambiar las cosas, me volví un encubridor”. Gil tiene en su casa floreros de conciencia.

Todo es muy raro, caracho, como diría Simone Weil: “Cuando una contradicción es imposible de resolver salvo por una mentira, entonces sabemos que se trata de una puerta”. 

Gil s’en va


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Gil Gamés
  • Gil Gamés
  • gil.games@milenio.com
  • Entre su obra destacan Me perderé contigo, Esta vez para siempre, Llamadas nocturnas, Paraísos duros de roer, Nos acompañan los muertos, El corazón es un gitano y El cerebro de mi hermano. Escribe bajo el pseudónomo de Gil Gamés de lunes a viernes su columna "Uno hasta el fondo" y todos los viernes su columna "Prácticas indecibles"
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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