Política

Gabinetología comparada

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Gil sufrió un sobresalto: el Presidente aseguró que sólo en un caso gravísimo como una invasión o una guerra, “que no pasarán”, dijo, atendería el llamado de la futura presidenta Claudia Sheinbaum, pero no será necesario porque ella es “una giganta”. La verdad qué tranquilidad, si nos invaden contamos con Liópez y, si viene la guerra, nuestro padre estará cerca. Pero como sea, qué sustote se llevó Gamés. Imaginen una invasión del ejército guatemalteco, nos hacen pinole. De la frontera norte mejor ni hablamos. “No va a hacer falta (atender el llamado) porque la presidenta electa es giganta, giganta (…) ella sabe muy bien que yo tengo esta decisión tomada que considero es lo mejor, soy partidario de la no reelección, no aspiro a ser jefe máximo ni caudillo, ni hombre fuerte, ni líder moral, ni mucho menos cacique”. Gilga recordó la sentencia de su extinto padre: piensa mal y acertarás.

Aquella noche oscura

La gabinetología comparada no es una ciencia sino una metodología (gía-gía). Así las casas (muletilla patrocinada por un viejo cliente de esta página del fondo, Bartlett, por favor, licenciado, no se vaya), el método lo inventó Liópez la noche lluviosa en que un grupo de altos funcionarios siguieron al Presidente a un restorán y ahí les leyó la cartilla: primero una encuesta para designar al candidato o a la candidata de Morena a la Presidencia; luego, uno de los perdedores se convertiría en el coordinador de los senadores del partido; otro sería el coordinador de los diputados y dos más integrantes del gabinete.

La gabinetología comparada la pudo inventar Ibargüengoitia. Todo se ha cumplido como lo exige el guion, incluso algún desnudo. No sean mala onda con Noroña, no se vale, le prometieron su lugar y ahora no le dan ni hueso que se le atore en el pescuezo. Que sí, la Presidenta lo va a recibir en su momento, pero podría ocurrir en el año cuatro de su sexenio. Todos los guiones exigen pequeños cambios, éste es uno de ellos. Pobre Noroña, un caballero como él, un hombre fino y culto en la sala de espera, no somos nada.

Marcelo pan y vino

Si Gil ha leído bien el termómetro de estos días de gabinetología, parece existir un acuerdo en que los primeros seis nombramientos que ha ordenado la Presidenta electa son un acierto. Gil no sabe si coincide o no, pero eso es lo de menos. Dediquémosle algunas palabras a Marcelo Ebrard, el desnudo necesario en el guion, hombre de principios, sí señor, como diría el Piporro: un día le cedió su encuesta ganadora, eso se dice, para que Liópez fuera candidato, allá en el 2012. Luego acompañó a su jefe y superjefe en el plan de un bombero. Bien por Ebrard. Más tarde, cuando parecía que su momento político llegaba, le cedió su encuesta a la doctora Sheinbaum, a quien a su vez se la había cedido Omar Harfuch.

Y que se inflama Ebrard, Oh, sí. Numerazo: yo esto no lo soporto, y se van al diablo y acusó a su partido de recurrir a la trampa y la falta de limpieza en la contienda interna. Gil pensó: aquí viene Marcelo, quien pidió que se repitiera el proceso: “No vamos a tolerar que una dirigencia nos haga esto (…) No nos vamos a someter a esa señora”. Así como usted lo lee y cómo la vee (con dos “es”). El desnudo que el guion exige: elogios a la Presidenta que antes fue señora y hoy su jefa.

Ebrard, secretario de Economía en el próximo Gobierno mexicano. A veces se gana, a veces se pierde y a veces se pierde ganando. La vida y la rueda de la fortuna: el flamante secretario de Economía utilizará todas la relaciones que tejió como canciller para entenderse con el gobierno de Biden o el de Trump, que espera el asentamiento de empresas estadounidenses y el mejor desempeño comercial bajo el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, el T-MEC. Y Ebrard regresa como si nada, forrado, mju, con su trayectoria política.

Todo es muy raro, caracho, como diría Cortázar: “Oh, máscaras. Uno tiende a pensar en el rostro que esconden, pero en realidad lo que cuenta es la máscara, que sea ésa y no otra”. 

Gil s’en va


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Gil Gamés
  • Gil Gamés
  • gil.games@milenio.com
  • Entre su obra destacan Me perderé contigo, Esta vez para siempre, Llamadas nocturnas, Paraísos duros de roer, Nos acompañan los muertos, El corazón es un gitano y El cerebro de mi hermano. Escribe bajo el pseudónomo de Gil Gamés de lunes a viernes su columna "Uno hasta el fondo" y todos los viernes su columna "Prácticas indecibles"
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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