Gil cavilaba: ahogado el niño, cancerbero en Morena. La fuga de Hernán Bermúdez, secretario de Seguridad de Adán Augusto López mientras fue gobernador, y su participación en el crimen organizado bajo el nombre de La Barredora provocó la creación en Morena de una Comisión de Evaluación para aprobar o vetar a perfiles polémicos que busquen integrarse al partido mayoritario.
Que nadie se desgarre las vestiduras, Cerbero es el nombre del perro de tres cabezas que guardaba la entrada al inframundo. Como se sabe, su función era evitar que los vivos entraran al inframundo y que los muertos salieran de él.
Los cerberos son como porteros malhumorados, unos cadeneros, como los de las discotecas, usted se acuerda, que decidían quién entraba al reventón. Oiga, yo soy Bartlett: ah, usted pase; y yo me llamo Pedro Haces, por acá señor; acá yo, Napoleón Gómez Urrutia, adelante; yo, yo, Cuauhtémoc Blanco, adelante, Cuau; Gil podría llenar esta página del fondo con nombres de prestigiados militantes de Morena.
La comisión cerbera será encabezada por tres integrantes de la plana mayor de Morena: Luisa María Alcalde, presidenta nacional del partido; Carolina Rangel, secretaria general, y Alfonso Durazo, presidente del Consejo Nacional, informan medios nacionales. Se sumarán dos militantes del movimiento: el productor Epigmenio Ibarra y el sociólogo Armando Bartra. Se dice que llegarán con microscopios, luces para ver las gargantas, probetas para análisis de sangre, en fon, esas cosas que sabrán decir quién es quién en los precios.
Armando Bartra, nació en Barcelona, en 1941. Es filósofo, sociólogo, antropólogo social. Pertenece al Sistema Nacional de Investigadores y es colaborador de su periódico La Jornada. Es además consejero interno del Instituto Nacional de Formación Política de Morena y uno de los principales impulsores de que Morena se mantenga como movimiento social, no solo como partido político en términos formales.
Por su parte, Epigmenio Ibarra es productor de televisión, fundador de la compañía Argos Comunicación, muy cercano a Andrés Manuel López Obrador y columnista de su periódico MILENIO, entre otras actividades.
Lealtad
La Comisión de Evaluación, informa Aristegui Noticias, tendrá la función de cuidar la identidad del Movimiento, estudiando la llegada de nuevos perfiles, por lo que no someterá a debate a los personajes que ya están afiliados. O sea, los que se colaron con el cadenero están adentro y ni modo de sacarlos, qué le hacemos, allá andan bailando y echando la chela.
Alfonso Durazo, Gil se pone de pie, dijo que este equipo buscará garantizar que quien se acerque lo haga por convicción, no por cálculo, y asegurar, sobre todo, que cada nueva incorporación sume al proyecto y no lo contamine. Esto lo dice Durazo, Gil se pone de pie, que despachaba en Los Pinos y le cuidaba las espaldas a su jefe Vicente Fox como su secretario particular, en aquellos años del PAN, porque antes estuvo cuidando espaldas en el PRI, incluso a Colosio. Durazo fue priista de 1978 a 1999: “Aquí no puede haber lugar para quienes están dispuestos a poner en riesgo la unidad del Movimiento con tal de obtener un cargo o una candidatura. Eso no puede ser (…) La continuidad de nuestro Movimiento exige unidad, compromiso y una base militante que no se doble ni se divida frente a la adversidad, mucho menos frente a aspiraciones personales. Por eso, este momento que vivimos nos obliga también a reafirmar el valor fundamental, la lealtad. Lealtad no a personas, coyunturas o conveniencias, sino a los principios y a las causas que nos dieron origen”.
Lealtad, amigo Durazo, Gilga lo abraza con sinceridad y le agrega unas cucharadas de lealtad. Carambas. Para Luisa María Alcalde, esta comisión representa un reclamo legítimo y reiterado de la militancia para evaluar a personajes provenientes de otras fuerzas políticas.
Suerte
Gil les desea tino y precisión en sus decisiones a los cerberos de Morena. Por no dejar: una pregunta, ¿y antes?, cómo se decidía quién y cuándo se integraba a Morena. Ah, olvídenlo, no tiene importancia.
Todo es muy raro caracho, como diría Séneca: “Nadie puede llevar mucho tiempo una máscara. Lo que se finge recupera rápidamente su naturaleza”.
Gil s’en va