Política

La mentira del aire limpio

La verificación vehicular en Jalisco ha sido presentada como una herramienta para combatir la contaminación atmosférica. No obstante, el programa no solo ha sido incapaz de revertir la tendencia negativa en la calidad del aire, sino que ha contribuido a un discurso que traslada injustamente el peso del problema ambiental a los automovilistas, cubriendo a grandes contaminadores responsables.

Entre enero y el 9 de noviembre de 2025, en el Área Metropolitana de Guadalajara se han declarado 180 precontingencias atmosféricas y 22 contingencias en fase uno. Esto representa un incremento dramático respecto a 2024, año en el que se registraron 27 precontingencias y solo 3 contingencias formales. El deterioro ambiental no es una percepción, es una realidad documentada y cada vez más alarmante.

A pesar de que el programa de verificación vehicular lleva ya tiempo en marcha, sus efectos sobre la calidad del aire son, en el mejor de los casos, marginales. En lo que va de 2025, únicamente el 29 por ciento de los días ha registrado una calidad del aire por debajo de los 100 puntos IMECA, umbral considerado aceptable. Lo demás ha sido aire sucio, aire tóxico. Un ambiente donde las enfermedades respiratorias, cardiovasculares y los cánceres asociados a la exposición prolongada a contaminantes se han disparado, como lo demuestra el aumento del 30 por ciento en la atención del Servicio de Neumología del Hospital Civil de Guadalajara.

Y sin embargo, se insiste en señalar al vehículo particular como el villano principal, mientras las fuentes fijas, como la industria y los complejos de ladrilleras, operan con una impunidad funcional que les permite quedar fuera de las restricciones más elementales. Las contingencias ambientales rara vez las obligan a detener actividades. Ninguna fábrica cierra por smog. El aire sigue envenenado, pero se sigue culpando solo al conductor.

La crisis ambiental del AMG también se agrava por decisiones de infraestructura que contradicen cualquier lógica ecológica. Las interminables obras en Carretera a Chapala y la avenida Adolf Horn no solo afectan la movilidad. La congestión que provocan mantiene a miles de vehículos detenidos por horas cada día, aumentando exponencialmente las emisiones contaminantes en zonas que ya registran una calidad del aire crítica, como Las Pintas, Santa Anita o Miravalle. Esta parálisis ambiental es resultado de la falta de planeación urbana, de la prioridad por obras que se hacen con una lentitud sin consideración.

El Plan de Ordenamiento Territorial Metropolitano 2024 ya advertía que la calidad del aire representa uno de los mayores desafíos para el AMG. Aun así, las acciones emprendidas siguen siendo fragmentadas y con escasa voluntad para afectar los intereses industriales. Se estima que cerca del 80 por ciento de las emisiones provienen de automotores, pero esta cifra, basada en un inventario desactualizado y parcial, no toma en cuenta que muchas estaciones de monitoreo no funcionan con regularidad o carecen de capacidad para detectar contaminantes industriales clave, como los metales pesados. Las nuevas estaciones añadidas en 2024 apenas cubren una cuarta parte del total de fuentes fijas del AMG.

La verificación vehicular no responde a una lógica de salud pública, sino a una lógica de recaudación. Su efecto real sobre el medio ambiente es mínimo, pero sus costos son altos, especialmente para los sectores sociales con menor capacidad económica. Mientras tanto, los grandes emisores industriales siguen sin ser auditados de manera rigurosa, ni obligados a modificar sus procesos contaminantes. El desequilibrio es estructural y profundamente injusto.

Hoy respiramos uno de los aires más tóxicos del país. Vivimos en una ciudad donde las contingencias se normalizan, donde las enfermedades respiratorias se agudizan, donde los niños crecen con pulmones debilitados y los adultos mueren antes de tiempo. Esta no es una metáfora, es una sentencia epidemiológica documentada. Y mientras tanto, se insiste en verificar autos en lugar de enfrentar con valentía a los verdaderos responsables del colapso ambiental.

La calidad del aire en el AMG no mejorará mientras sigamos atrapados en esta ficción ambiental que responsabiliza solo al ciudadano y absuelve otros contaminadores.


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Gabriel Torres Espinoza
  • Gabriel Torres Espinoza
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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