Nuestras diarias conversaciones programan la mente de nuestros hijos desde una edad muy temprana. ¿Has analizado la calidad, el contenido y la clase de diálogos que sostienen en tu familia? Ese tipo de comentarios y frases, son un bombardeo de aprendizajes en la mente de los niños. Los primeros seis años son fundamentales para enseñarlos a pensar de manera exitosa y segura de sí misma, para fortalecer su autoestima, su seguridad personal, y su relación con el éxito.
Si nuestros hijos escuchan conversaciones, alentadoras, optimistas y propositivas, que hablen de proyectos de superación personal, de solidaridad y humanismo, de inversiones y trabajo, la mentalidad predominante desde los primeros seis años de vida estará enfocada al crecimiento y la mejora continua.
Y de la misma manera, una familia en donde predominan las charlas sobre temas negativos, donde se habla con frecuencia de tragedias y problemas, quejas sobre el dinero, pensamientos pesimistas sobre el futuro y una tendencia a estar continuamente percibiendo lo negativo de cada situación, en lugar de enfocarse a las soluciones, formará hijos con una mentalidad llena de mucha pobreza interior, con miedos e inseguridades y profundas dudas sobre sus capacidades desde pequeños. Esta programación va a perpetuarse hasta la vida adulta, si no ocurre algo que les ayude a modificarla y a desprogramar toda esa carga de contenido negativo y autolimitante.
A la edad que tus hijos tienen actualmente, ¿cuál suele ser su mentalidad predominante? ¿Qué actitud muestran hacia la vida ante los tropiezos y desafíos? ¿Mantienen una conducta propositiva hacia el esfuerzo y al intentarlo una y otra vez? ¿O poseen la tendencia a darse por vencidos, incluso sin haberlo intentado? Cuando te respondas esas preguntas, recuerda el tipo de frases predominantes y los temas de conversación con tu pareja y con otros familiares con los cuales tus hijos han ido creciendo. Es buen momento para detenerte y comenzar a reflexionar sobre tus propios contenidos mentales, antes de poder modificar las conversaciones negativas y derrotistas. Eso mejorará tu vida y contribuirá a un futuro más luminoso para tus hijos.
