El crecimiento de la ciudad y la congestión vehicular en horas pico nos llevan a reflexionar sobre nuestra falta de civismo: en algunas ocasiones plantamos buena cara ante esta situación, pero la gran mayoría caemos en actitudes desagradables y egocéntricas, olvidamos la importancia de la cortesía, como si uno fuera el único con el derecho de llegar puntualmente.
Las autoridades están enfocadas en mejorar el flujo vehicular, pero a menudo subestiman la importancia de los peatones en estas mejoras.
Se optimizan las calles, lo que a veces resulta en la eliminación de cruces peatonales y se les obliga a caminar más para llegar a su destino, a veces bajo 40°C o más.
En redes sociales se ventilan quejas e indignación porque no les ceden el paso viniendo de una vía secundaria e ingresar a una principal, como si el reglamento no previera las prioridades.
Pero las respuestas sólo revelan una gran ignorancia de reglas elementales de tránsito.
Sería ideal que condujéramos con amabilidad y respetáramos las reglas, porque respetaríamos el límite de velocidad, los señalamientos, cambiaríamos de carril adecuadamente, traeríamos el vehículo en regla y bien afinado, incluso tendríamos seguro contra accidentes; no conduciríamos bajo el efecto de alcohol o drogas y, por supuesto, no habría “mordidas”, porque no se “necesitarían”.
Alguna vez escuché a un grupo de estudiantes quejarse porque con frecuencia los agentes les “mordían” por ir con exceso de velocidad, en una vía donde hay percances con relativa frecuencia, a veces de gravedad.
Me llamó la atención que se quejaran del agente sin darse cuenta que se requieren dos para que haya corrupción.
Y abiertamente dijeron preferir eso a asumir las consecuencias legales (multa), es decir, mejor caer (y a veces hasta provocar) en la extorsión.
¿Dónde habrán aprendido eso? Eso sí, ¡ninguno había leído el reglamento de tránsito!
La ciudad crece, pero nuestro civismo y sentido común sigue adolescente.
Es esencial que cada uno de nosotros asuma su responsabilidad para cambiar esta dinámica.
flor.vargas@iberotorreon.edu.mx