Con justa razón paterfamilias protestaron en las afueras de los juzgados familiares de Torreón, porque los jueces están dándoles muchas largas a sus fundadas peticiones de convivencia familiar con sus hijos cuya guarda y custodia tienen sus ex cónyuges en los juicios de divorcio; sin que los coaccionen para permitirles convivir con ellos aunque sea unas horas; pues los acuerdos para las convivencias familiares se los pasan por el arco del triunfo.
Es necesario que los jueces apliquen la coercibilidad del derecho, la facultad que tienen de hacer cumplir sus normas con el uso legítimo de la fuerza pública; y que es lo que las diferencia de las normas religiosas, morales y sociales; para hacer lo que sus propias determinaciones judiciales ordenen; pues en este caso está en juego el derecho de las niñas y niños a convivir con sus padres o madres que no tienen su guarda y custodia, para que no se olviden unos de los otros y se siga manteniendo el amor filial entre ellos.
Los jueces familiares de Torreón, teniendo la obligación de acordar escritos en tres días tardan hasta semanas y un mes para acordarlos; debiendo señalar audiencias dentro de diez días, fijan hasta varios meses y en algunos casos hasta cerca de medio año para que se celebren; y teniendo el deber de dictar sentencias tardan meses y meses para pronunciarlas.
Las excusas que dan los jueces familiares para no cumplir con sus deberes es que hay mucho trabajo, mucha escasez de personal, pocos juzgados y muchísimos juicios; todo lo cual es cierto; pero esto todo no le es imputable a los justiciables que pagan sus impuestos para que haya más juzgados y más personal; pues es un servicio público.
Desde que el Estado prohibió hacerse justicia por propia mano, contrajo la obligación de impartirla pronta y expeditamente a los justiciables para no regresar a la Ley del Talión “ojo por ojo y diente por diente”.
Otra práctica viciada de los juzgados familiares es que los justiciables que acuden a ellos no pueden enterarse de los acuerdos de un día anterior que porque falta la firma del secretario o del juez, quienes todavía no llegan a las nueve, diez u once de la mañana; cuando los acuerdos ya deberían de estar firmados un día antes.
Ojalá que el nuevo rostro que se le debe de dar a la nueva justicia en México, llegue a los juzgados familiares de Torreón; para evitar violencia entre los ex cónyuges que no le permiten al otro la convivencia con sus hijos, que es lo más sagrado.
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