Política

La furia

Releo el mensaje por Twitter de la periodista Lydia Cacho que transmitió después de la manifestación de las mujeres que fueron contenidas por la policía capitalina y que derivó en violento enfrentamiento. La furia hizo lo propio. El saldo fue de 56 personas lesionadas, entre ellas 43 mujeres policías. Las imágenes fueron profusas en los medios. Las policías habían recibido agresiones por golpes, quemaduras y hasta les tiraron piedras. La ira, nos informaron, se había desencadenado.

Releo el tuit de Lydia Cacho y lo acoto: “el tema es que hay 12 feminicidios diarios, que cada 15 segundos una mujer o niña es víctima de violación…”.

Lo vuelvo a leer y cuento los segundos. Sigo el lapso de tiempo pausado del 1 al 15. Caigo en la cuenta: ahora mismo están sometiendo, golpeando y violando a una mujer.

Con este estado de cosas, no es difícil pensar que la esposa de nuestro Presidente sea agredida, ultrajada o violentada. No es que se le desee. No. Sencillamente, está en riesgo. Como las parejas de sus hijos. Como sus sobrinas o hermanas. Como su hijo menor (que, aunque invisibilizados, no dejan de ultrajar a los menores). O qué hace diferente al hijo de AMLO de otros hijos, o a su esposa de otras mujeres. O a sus nietos o nietas de otros descendientes en este país que gobierna y dice transformarlo. Qué los hace diferentes frente a esta realidad lacerante en la que se vive.

Vuelvo a contar los segundos. Sigo el lapso de tiempo pausado del uno al 15. Caigo en la cuenta: qué puede detener la furia. Los bienintencionados, supongo limpios de alma y conciencia, argumentan que no se le debe justificar. Que la furia no es propia de la civilidad. Quizá. Pero tal vez sí podamos describirla. De hecho, para desterrarla, para apaciguarla, lo primero que debemos hacer —antes de acabarnos por eliminarnos entre todos— es entender la furia. Dialogar con ella. Tocarla. Mirarla de frente. No reprimirla, pues ya se sabe que coaccionarla es atrasar acaso su explosión como cuando se pausa, momentáneamente, una bomba activada por relojería.

Veo las cifras del Sistema Nacional de Seguridad Pública que señalan a 2 mil 240 mujeres asesinadas durante los primeros siete meses del año. Veo las cifras de la organización México Evalúa y acoto: 87 mujeres son violadas cada día. En el segundo semestre de 2019, “más de 6 millones de mujeres fueron víctimas de acoso sexual, abuso sexual, intento de violación y violación”.

Pero sigamos describiendo las razones de la ira. Vayamos a una de esas miles de mujeres. Me detengo en la niña de cuatro años violada sistemáticamente. Y observo a su madre, Marcela Alemán, que ha tomado las instalaciones de la CNDH y después se ha amarrado a las rejas de la Secretaría de Gobernación. No cesa en reclamar justicia y castigo para los violadores. Está llena de furia, nos han explicado en los noticiarios.

Después, releo un tuit de la escritora Sabina Berman en respuesta a un caricaturista y lo acoto: “Si Morena hubiera cumplido sus dos promesas feministas (disminuir la violencia vs. las mujeres y aprobar la despenalización del aborto) no hubiera sucedido el encontronazo”. Y concluye su tuit con una frase lapidaria: “Sean feministas como prometieron y la energía de la furia se transformará”.

Regreso con la esposa de nuestro Presidente o con algunos de sus familiares que, como ya se apuntó, están en riesgo como todas en este país. Vuelvo a contar los segundos. Sigo el lapso de tiempo pausado del uno al 15… 


@fdelcollado

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Fernando del Collado
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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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