En los últimos meses se ha incrementado el número de personas que piden una moneda, haciendo piruetas en los cruceros o vendiendo dulces a las afueras de los supermercados.
Frente a una farmacia vi a una mujer con dos niños, uno de meses y otro como de 10 años, la señora abrió una caja de mazapanes y se instaló en la puerta tratando de venderlos a quienes salían, hubo quien le dio una moneda y tomaba el mazapán, otros simplemente le regalaban el dinero, dos jovencitas salieron con dos cajas de galletas y con una sonrisa se las pusieron en la carriola donde tenía al niño más pequeño, la señora agradeció, abrió la caja de galletas y las repartió entre sus hijos.
En otra ocasión, en un semáforo vi una niña de al menos 6 años que le gritaba a otra, que caminaba entre los carros ofreciendo dulces a lado de su madre pidiendo ayuda, la niña se acercó con la del auto y algo se decían, sonreían entre ellas con aquella necesidad de ponerse a jugar, la niña del carro le dio dulces a la otra, al acercarse la mamá de la que pedía ayuda con la señora que manejaba el carro, algo le dijo y le dio un papel, la señora del semáforo le agradeció, quiero pensar que le ofreció un trabajo o alguna opción distinta de subsistencia.
Estos dos actos me hacen pensar que aún hay esperanza, que aún podemos cambiar el mundo, hace falta solidarizarnos con el más necesitado.
Lo invito a poner en práctica el don de servir, no se trata de quitarnos el plato de comida de la boca para dárselo a los demás, sino de compartirlo, de ayudar en la medida de nuestras posibilidades, la pandemia causó desempleo y ahora hay más gente que necesita de nuestra ayuda, las cajas de galletas fueron el alimento por esa noche de aquella familia y la amabilidad de la señora del auto, hizo que la mujer que pedía ayuda sonriera.
Hay personas que son muy pobres y lo único que tienen para dar es dinero, mientras que hay otras que son millonarias y tienen mucho amor para ofrecer, además de la humildad de servir.
Les dejo estas frases para la reflexión:
El que no vive para servir, no sirve para vivir. Te amarás tanto como sirvas y servirás tanto como te ames.