No había un pronóstico reservado: la cuatroté aprobó un Presupuesto de Egresos para el 2021 en los límites de la ley, lo cual, como también fue anunciado, enervó a los estados opositores que se abanderan en la llamada Alianza Federalista.
Ahora viene la campaña de proyección de la salida del Pacto Fiscal que, por cierto, aprobó un congreso panista (hoy en contra) en el 2007, incluso por algunos gobers que hoy están en la alianza, como Silvano Aureoles y José Rosas Aispuro.
Este movimiento retoma el concepto del morboso nortbrexit (término acuñado del movimiento brexit con el cual el Reino Unido salió de su participación de la Unión Europea), el sueño de la emancipación nacional de los estados que se sienten arriba de todo el país, que a su vez tiene su lejano antecedente en movimientos del siglo XIX, la República del Río Grande (1840) o República de la Sierra Madre (1855), iniciativas separatistas que buscaba integrar territorios Nuevo León, Tamaulipas, Coahuila y del sur de Texas (que aún eran parte de Tamaulipas), en una posible nación independiente.
Los estados que México “no se merece”. Bueno, dejando el sentido histórico, la Alianza Federalista no busca una emancipación geográfica, pero sí política, que sin embargo, se antoja difícil por connotaciones económicas y obvio, políticas.
Pensemos que de los estados que buscan retirar su aportación tributaria a la Hacienda federal, Nuevo León y Tamaulipas sí puedan sostenerse a sí mismos: ¿Y los otros? ¿Ayudarán a los grandes recaudadores a los menores?
Porque ese ha sido el tema de disputa, los estados no quieren que la Federación baje los recursos por su sistema clientelar, sino por el propio.
Pensando en el 2021, incluso en el 2024, cuáles serán los efectos de opinión pública que dejará lo que por un lado se ve, en palabras del gobernador de Tamaulipas Francisco Cabeza de Vaca, como “justicia fiscal”, mientras que en los estados pobres será un “egoísmo presupuestal”… vaya, como cuando Quico le quitaba su pelota al Chavo del 8.
¿Justicia fiscal? La lucha por el clientelismo, papá.
¿Quién pagará el costo político de un atraco fiscal y que a la postre obligaría a la Federación a elevar impuestos nacionales o incluso a la doble tributación en los estados emancipados?
La pregunta es, ¿quién quiere apostar tan alto? _