Se cumplen más de dos años de la brutal invasión de Vladimir Putin a territorio ucraniano. Kiev se ha defendido con gallardía y orgullo, pero los recursos llegan a cuentagotas. Estados Unidos, el principal apoyo económico y armamentístico, se encuentra totalmente polarizado y los Republicanos han puestos muchas dificultades para seguir apoyando a Volodymyr Zelensky. En las últimas semanas han pedido concesiones fronterizas de Joe Biden para dar el sí al paquete de ayuda militar para Kiev.
Una victoria de Donald Trump sería un antes y un después. El magnate no piensa seguir apoyando la seguridad de Europa y, por lo tanto, Vladimir Putin sentiría que tiene todas las de ganar en Ucrania. El propio Putin en una entrevista con la televisión pública afirmó que no descarta una respuesta nuclear. Un dictador con armas nucleares es muy peligroso. Justo Rusia está votando entre ayer y mañana, y nadie niega que la victoria de Putin será incontestable -las otras tres candidaturas son puestas por el Kremlin.
Horas después de esta declaración, Emmanuel Macron -presidente de la República Francesa- no descartó enviar tropas para defender Ucrania y defender a Europa. “Estamos listos para responder”, lo dijo frente a preguntas de los periodistas en la LCI. Esto es cruzar una línea roja que se había marcado la OTAN: apoyar a Ucrania, pero no intervenir físicamente en el conflicto armado. “Vamos hacia una economía de guerra”, dijo en su canal de YouTube el izquierdista Jean Luc Mélenchon.
Frente a la posibilidad de que los demócratas pierdan la Casa Blanca, Putin sigue moviendo piezas. Anunció que enviará tropas a la frontera con Finlandia. Que ya es una frontera OTAN. Todo indica que Putin, si la política estadounidense da un giro, no limitará sus ataques a Ucrania. La invasión rusa ya es una guerra europea, pero la escalada nos recuerda los peores momentos de los años treinta.
En la Franja de Gaza, ya son más de 30 mil gazatíes caídos luego de la terrible invasión de Israel. La cantidad de niños muertos es desoladora: 12 mil 300, más que todos los niños asesinados en conflictos militares en los últimos cuatro años. Cifras de Naciones Unidas. El gobierno criminal de Benjamin Netanyahu ha decidido dificultar cualquier vía de acceso a ayuda humanitaria en el norte de la Franja. Incluso, organizaciones sociales han sido denunciadas por dar una mano a los habitantes de Gaza que mueren de inanición. Y lo peor es que no hay plazo fatal. Estados Unidos, a través del secretario de estado Blinken ha presionado para un cese al fuego que no ha llegado. Tampoco queda claro qué será del futuro político de Gaza, ya que Hamás sigue contando con una sólida base de apoyo. La Autoridad Palestina que rige en Cisjordania es vista por los gazatíes como una organización corrupta.
A todo este escenario, no podemos negar la guerra fría entre Estados Unidos y China. En una sorprendente decisión, por amplia mayoría, el Congreso de Estados Unidos comenzó el camino de prohibir la plataforma de redes sociales TikTok. China ha reaccionado cuestionando severamente la decisión bipartidista. La guerra por las tecnologías de comunicación es clave en nuestra época y estas decisiones suponen un enrarecimiento, aun más profundo, de las relaciones entre las dos economías del mundo.
A este escenario poco promisorio, no podemos dejar de lado la dimensión económica. Después de años de crecimientos expansivos en el gasto público, ahora vamos a una fase de contención. La Unión Europea ya anunció que, a partir de 2025, los países miembros deberán ajustar sus presupuestos y hacer recortes en áreas sensibles de la administración pública. México no vivirá una realidad distinta luego de un año electoral en donde Andrés Manuel López Obrador decidió echar mano de un déficit bestial (5.4% del PIB). En general, todo apunta a que el mundo va a un momento económico complejo que tendrá impactos sociales y políticos.
No quiero exagerar, pero la victoria de Trump en Estados Unidos puede ser la peor noticia para el mundo en casi un siglo. Joe Biden, con todo y sus lapsus, edad y anexas, ha sido un presidente muy positivo para Estados Unidos y que ha defendido el papel de la potencia mundial en el orden global. México no estará exento de estas dinámicas. Lamentablemente, hemos tenido un presidente que no tiene ni idea de qué hacer con la política exterior más que polarizar o defender la no intervención cuando le conviene y renegar de ella cuando le conviene. Tanto Claudia Sheinbaum como Xóchitl Gálvez deben tener idea de qué hacer con un país que no es menor, sino una de las 20 economías del mundo. El horizonte se ve negro y los tanques de guerra no parecen detenerse.