La transparencia inhibe la corrupción, facilita la rendición de cuentas y permite a los ciudadanos vigilar de cerca las acciones de los servidores públicos.
A diez años de la creación del Itei, es importante celebrar la existencia de este organismo, y también hacer una reflexión sobre los retos que enfrenta.
En un periódico local, su primer presidente, Augusto Valencia, (en ese carácter demando penalmente a Francisco Ramírez A. y al Congreso del Estado) recordaba esta semana que aunque se ha avanzado y mejorado en los mecanismos de acceso a la información, todavía hay mucho por hacer. Valencia criticaba la burocratización del sistema y que el siguiente paso es la apertura total de datos a los ciudadanos, algo que todavía no ha ocurrido.
La presidenta actual del Itei, la diligente Cynthia Cantero, recordaba que los mayores rezagos en materia de transparencia se encontraban en los ayuntamientos del interior del Estado y que la nueva Ley General de Transparencia, ayudaría a fortalecer los mecanismos de rendición de cuentas en aquellos gobiernos donde la opacidad sigue reinando.
Uno de los ejemplos que demuestra que todavía falta mucho trabajo para transparentar la administración pública, es la construcción de la Línea 3, la cual ha estado marcada por la opacidad.
De manera sistemática, las autoridades se han negado a dar información clave sobre uno de los proyectos más importantes de infraestructura en Jalisco en las últimas décadas.
Ha sido sobre la marcha y a través de los medios de comunicación, como nos hemos enterado que se han talado más de 500 árboles, que la inseguridad en la zona ha aumentado, que los comercios han perdido más del 80 por ciento de sus ventas por lo que muchos de ellos tendrán que bajar la cortina.
Las nuevas Administraciones de Guadalajara, Zapopan y Tlaquepaque, ya anunciaron que no permitirán que la opacidad continúe. La petición de transparencia es un elemento básico para poder tomar decisiones en el futuro. Saber detalles del proyecto de la L3 permitirá a las autoridades actuar con certeza y no improvisar sobre la marcha respecto a las acciones a tomar para mitigar las afectaciones sociales y económicas que trae consigo la obra. En lo dicho, felicidades al Itei por sus 10 años de vida y suerte con los desafíos del futuro.