Alejandra Cuevas Morán, perseguida por su pariente político Gertz Manero, no debería continuar en Santa Martha Acatitla. Diez de los once ministros criticaron su encarcelamiento y cinco adelantaron que irán por el amparo liso y llano.
Margarita Ríos Farjat, Luis María Aguilar, Norma Piña, Javier Laynez y Juan Luis González Alcántara propusieron lo justo: su libertad inmediata. Faltó un solo voto. Los otros, incluyendo al ministro presidente, decidieron prolongar su tortura.
Tomaron la decisión de ir al fondo con otro proyecto. Saben (como sabíamos muchos) de las irregularidades y el abuso que hay detrás de esta historia. La pregunta es, ¿cuánto tiempo más van a tardar?
Pase lo que pase, Zaldívar será recordado por este episodio. Hay actuaciones que dejan huella… en el lodazal.
A la ministra en retiro Olga Sánchez Cordero le ocurrió. A pesar del lugar que ya tiene en la historia, el voto que emitió contra Lydia Cacho la exhibió.
En aquel entonces la Suprema Corte tenía la facultad de investigar violaciones graves a derechos humanos. Fuimos testigos, a través de grabaciones ilegales, de la complicidad entre el empresario Kamel Nacif y el gobernador de Puebla, Mario Marín. El contenido del “góber precioso, héroe de la película” fue apabullante. Rebasó cualquier condena a la forma en que se obtuvo la llamada.
Sánchez Cordero abrió brecha, pero a la hora de decidir entre una periodista y el pacto de impunidad entre los señores del poder, optó por lo segundo.
Lo que es la vida; años después, una resolución internacional obligó al Estado mexicano a ofrecer disculpas a Lydia. Olga lo tuvo que hacer como secretaria de Gobernación. Hoy Zaldívar Lelo de Larrea se llena la boca a favor de las mujeres, mientras Alejandra permanece presa.
Una grabación, nuevamente ilegal, reveló la injerencia del Fiscal General en la SCJN, el trato desigual a las partes y la posible complicidad entre los hombres que encabezan a nivel federal, nada más ni nada menos, que la procuración e impartición de justicia en México.
Arturo Zaldívar se caracterizó en el pasado por un discurso congruente con sus sentencias. Lo que hizo y dejó de hacer durante la autodenominada 4T lo selló. Y el nombre de Alejandra Cuevas lo acompañará siempre.
Aquí entre nos
De la huella de Gertz, ya ni hablamos.
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