Por invitación de nuestro colaborador José Santana Zúñiga, acudimos al seminario “Reformas del Comercio Exterior 2014, El Nuevo Sistema Aduanero Mexicano”, impartido por Eduardo Reyes Díaz-Leal.
El experto es director de la Global Business University y Bufete Internacional Consultores y Abogados; ha escrito más de 90 libros sobre comercio exterior y leyes que tienen que ver con importación y exportación de mercancías de toda clase.
El más reciente se titula “Reformas Comercio Exterior 2014”; como él lo expuso la mañana de ayer en un hotel de Tampico, las leyes ahí están; a él le pagan por interpretarlas y hacerlas accesibles.
Usando un lenguaje llano –característico de quienes dominan una materia a la perfección, porque logran hacer empatía con sus oyentes y describen los casos como si fuera una película o novela- Reyes Díaz-Leal pronosticó que para el 1 de enero de 2017, la franja fronteriza habrá desaparecido.
Esto puede explicarse debido a que, según su análisis, el primer paso en las reformas emitidas por el Presidente Enrique Peña Nieto fue deshacerse de, lo que llamó, regímenes de excepción.
Ejemplo: el IVA fronterizo de 8 por ciento.Al principio, reconoció, estaba del lado de los comerciantes fronterizos para no homologarlo con el resto del país; sin embargo, después de su revisión, concluyó que la estrategia del Gobierno Federal es hacer de la frontera un sector industrial nacional, no un sector comercial exclusivo de la zona norte del país.
El problema es que el sector comercio está y seguirá afectado por los siguientes años, y a eso se añade que Hacienda aumentó la franquicia a 500 dólares en avión y 300 por carretera.
Después de que estudió la Ley de Ingresos, detectó que el IVA no será un rubro de crecimiento o ingreso, sino el ISR que generen las grandes industrias que inviertan en el país, con la consecuente generación de empleos.
Queda muy claro que es una medida dolorosa, porque por lo pronto se seguirán perdiendo empleos; la solución que el experto ve en esos negocios es: competitividad.
Ahora los empresarios están obligados a demostrar que son confiables, que de proveedores pasen a suministradores; es decir, sensibles a las necesidades de sus empresas, lo cual a la postre se convierte en mejor servicio y atracción de clientes.
Suena más fácil decirlo que hacerlo. Difícil, no imposible.