A continuación, la segunda parte del interesante documento sobre la fuga de cerebros de México hacia Japón, elaborado por alumnos de la catedrática Silvia Lidia González Longoria, de la Universidad de Estudios Internacionales de Kanda (KUIS), en colaboración con la ENALLT y la UNAM.
Los robots pueden ayudar a disminuir accidentes o a trabajar en lugares peligrosos como las plantas nucleares. En Japón, desarrollar este tipo de robots es labor de un mexicano.
Arturo E. Cerón-López trabaja en la compañía HiBot, como ingeniero robótico. Como muchos destacados mexicanos, tuvo que dejar su suelo, pero piensa que la llamada “fuga de cerebros” es más bien una oportunidad para desarrollarse e investigar en aspectos que aún no se encuentran en México. A su regreso, espera poder aplicar todo lo aprendido.
Este ingeniero regiomontano sueña con la creación de robots que ayuden en las calles día a día para tener menos accidentes en tareas peligrosas. “Deseo que la tecnología pueda ayudar a los humanos, para que no sufran las consecuencias de hacer trabajos de alto riesgo”, comenta como miembro de esta compañía que integra el talento japonés y de otras nacionalidades, en el desarrollo de robots con forma de serpiente o brazos, que se han utilizado para explorar los reactores nucleares de la accidentada planta nuclear de Fukushima.
Cerón-López es ingeniero en Mecatrónica, máster en Ingeniería Mecánica y Aeroespacial, y doctor en Ingeniería Robótica, con estudios en México, Alemania y Japón. Tiene experiencia en diseño electrónico, automatización, ingeniería de control, desarrollo de software y proyectos con robots de servicio para uso en tareas de exploración.
Salvar vidas en trabajos peligrosos es un punto positivo de la robótica, pero “quizá se generaría un problema por la pérdida de empleos, pues muchos trabajadores podrían ser reemplazados por robots”, según Katya Roldan, estudiante en la Universidad Autónoma de México. Por su parte, Aura Balzary, también alumna de la UNAM comenta: “creo que los robots pueden ayudarnos a realizar algunos trabajos y facilitar nuestra vida, pero no pueden hacer las cosas de la misma forma que los seres humanos”.
Esta es la clave: las máquinas jamás podrán sustituir el talento del hombre que las fabrica u opera. _
Fukushima y los robots... de un mexicano
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Eduardo Javier González
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