Más de 40 meses han transcurrido desde su promulgación y es fecha que lejos de ver reflejados resultados positivos es mayor la crispación social, cada vez en aumento, y la inconformidad que ha producido su implementación.
La reforma constitucional vinculada a los artículos que rigen el renglón educativo en México, a decir de expertos docentes, nace con buenas intenciones sin embargo ante la falta de un enriquecimiento de ideas -más allá de los foros efectuados- se aceleró un proceso que aún no estaba maduro y hoy no existen las indicios que permitan ser optimistas y menos aún que sea el camino correcto para mejorar el modelo educativo.
Cierto, se trata de cambios que reflejarán resultados en el mediano y largo plazo, sin embargo la colocación de las bases ha sido una tarea complicada por la falta de interlocutores capaces de negociar las condiciones necesarias, por el contrario, la rigidez de ideas e inflexión en su labor ha repercutido en otros ámbitos más allá del educativo.
No son pocos los que están en contra de la manera en que se han impuesto los efectos de la reforma, son limitados esos sí, los grupos que generan movilizaciones y en ellos se enfoca la atención y contención cuando van más allá de la simple protesta, pero es una realidad que la mayoría de los profesores han mantenido una postura simplemente pasiva sin que necesariamente eso implique que apoyan la reforma.
Nadie o casi nadie ha dicho estar en desacuerdo con que a los nuevos aspirantes a docentes se les apliquen estrictas pruebas que revelen su verdadera capacidad para efectuar esta tarea tan delicada de educar, el problema es pretender analizar a quienes por años han desempeñado esta función, con exámenes que tienen una tendencia a acelerar una jubilación que además es un derecho que solo le corresponde al trabajador no al empleador.
Quienes conocen modelos educativos en países de primer mundo saben que en ellos se ponderan una serie de herramientas como mejor infraestructura y capacitación antes de una evaluación docente, de ahí el fracaso que en este sentido hay en Latinoamérica. ¿Hacia allá vamos?
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Hasta la próxima.