Que el Congreso no es el único que está en aprietos, pues el tema de la paridad de género está resultando expansivo: como en estas páginas ha expuesto el columnista Germán Zepeda, en al menos 20 municipios del Estado de México la asignación de regidurías “pluris” podría cambiar, pues durante la asignación de espacios no se tomó en cuenta el equilibrio entre mujeres y hombres que mandata la Constitución mexicana. En este caso la impugnación fue impuesta por un ciudadano, y llama la atención que en uno de los futuros cabildos el perjudicado con la distribución actual es el sector masculino. Cada vez queda más claro que el tema va para largo.
Que hablando de género, en el proceso de renovación de la Comisión de Derechos Humanos mexiquense hay cinco varones aspirantes y solo dos mujeres: Myrna Araceli García Morón, presidenta con licencia del Tribunal de Justicia Administrativa estatal y María Guadalupe González Jordán, ex consejera electoral. La primera despunta evidentemente por una prolongada y limpia trayectoria como servidora pública. Veremos cómo se desenlaza esta selección que, por justicia (la Codhem solo ha tenido una mujer titular) y en concordancia con la tendencia actual, es muy posible que les resulte favorable.
Que por su parte, con una gran madurez política, el aún presidente de la Comisión, Doctor Jorge Olvera, optó por no buscar la posible reelección y ya se despidió de sus colaboradores. Argumenta que, al existir voces disidentes “no quiso generar división ni nada que afecte el avance en la resignificación de los derechos humanos”. Se va por la puerta de enfrente, sin duda, con una notable labor al frente de esta institución y con mucho futuro por delante.
Que al ser la entidad que más expectativa generaba por su numerosa población, seguramente alguien llamará a cuentas a los morenistas del Estado de México, pues se asumieron como promotores de la Consulta Ciudadana para saber si debe juzgarse a “actores políticos del pasado”. Si bien aquí se superó la media nacional de participación con 9% del padrón, el autor de la iniciativa no estará nada contento y, en corto, alguien pagará los platos rotos, pues no se conformará con echarle la culpa al INE.