Todo son números. Hasta los muertos. Y a quién se los cuentan es fundamental para el gobierno. Más allá del qué, cómo, cuándo y quiénes, es cuántos y en dónde. Porque a la hora de rendir cuentas, es lo único que importa.
Así lo demuestra la indignación con la que el gobernador de Jalisco, Pablo Lemus Navarro, salió a deslindarse de los seis cuerpos hallados en Ojuelos. Es que en un solo día, ya le iban a sumar seis a su conteo de homicidios en el Secretariado Ejecutivo Nacional de Seguridad Pública, y eso sí que no se puede permitir. Por eso se apresuró a decir que a los seis los mataron en Pinos, Zacatecas, y que del estado vecino se los vinieron a aventar. No son muertos de Jalisco. Eso es lo que hay que destacar.
Las dos mujeres y los cuatro hombres maniatados, torturados y encobijados pasaron de ser víctimas de violencia a un seis indeseable que se echan de un estado a otro. Lo demás es lo de menos: quiénes eran, por qué los mataron, qué hacen las autoridades para darles justicia, cómo se trabaja para erradicar la violencia.
La politización del hallazgo de los seis cadáveres es muestra de la normalización de la violencia y la frialdad con la que se trata desde las esferas del poder. Evidencia lo que es la prioridad para los gobernantes: los números. Esos son los que cuentan al final del sexenio, que arrancan como una competencia por quién deja más o menos.
Cuántos muertos, cuántos desaparecidos, cuántos detenidos, cuántos cateos, cuántos decomisos, cuántos hallazgos. De estrategia ni se habla. También son números. Cuántos policías municipales y estatales; cuántos elementos de la Guardia Nacional, de la Marina, de la Defensa; cuántos vehículos y Cybertruck en las corporaciones de seguridad; cuánto se invierte en equipamiento y videovigilancia, cuántos, cuántos, cuántos…
Si vamos a cuántos, van al menos 800 homicidios dolosos, mil 800 desaparecidos, más de 20 fosas clandestinas, y 22 colectivos de búsqueda que con picos y palas sacan de la tierra a los ausentes. Todos son números y todos tienen nombre, pero eso no se cuenta.