No es novedad que en tiempos electorales las ratas de la política salgan de los drenajes exhibiendo audios o videos comprometedores para los adversarios, y obtenidos ilícitamente mediante espionajes.
Como siempre he tenido por sucio ese proceder, recuerdo a mis lectores que en el escandaloso caso, de hace aproximadamente 20 años, en el que el argentino Carlos Ahumada me mostró videos en los que él entregaba fajos de billetes a René Bejarano, secretario particular de López Obrador, le dije a Ahumada: si denuncias esos hechos ante la Procuraduría General de la República yo te apoyaré en lo que me permita la ley. Así fue y así consta en el expediente de aquella época.
Regresando al caso actual, lo que sí es de una gravedad superlativa, es el contenido del audio dado a conocer por Alejandro Moreno, jefe del PRI, en el que se registra la plática que tuvo con el senador del Verde Manuel Velasco, interlocutor y amigo cercano del secretario de Gobernación y de Tartufo:
1) Esa grabación la hizo Alejandro Moreno, sin espiar y sin avisar a su interlocutor, tal como lo reconoció.
2) Esa conversación tuvo lugar la semana anterior a que se discutiera y desechara la reforma constitucional en materia eléctrica.
3) Manuel Velasco (que actuó como simple mensajero) ha reconocido que es su voz y que son sus palabras, queriendo defenderse alega: que él no amenazó a nadie (de lo cual no se le acusa), que habló en nombre propio (lo que desmienten sus propias palabras), que está dolido por la difusión que sin su consentimiento hizo Alejandro Moreno (lo que implica que reconoce su contenido) y, finalmente, lo de siempre: que “distorsionaron sus palabras”, siendo que el audio es claro y no se advierten distorsiones.
¿Qué es lo sustantivo y grave del audio? ¡la amenaza presidencial!
En esa plática el senador Velasco le notificó a Alejandro Moreno, de parte del secretario de Gobernación y del Presidente de la República, que si no “jalaba” con la reforma eléctrica se iban a ir con todo en su contra.
Si el PRI “perdió” Sonora, y como la gobernadora “se portó bien” le dieron un consulado; que lo mismo pasó en Sinaloa, premiando al gobernador con una embajada; y si el diputado Cravioto, de Morena, pidió desde la tribuna de la Cámara a los gobernadores de oposición que se portaran bien en las elecciones de ayer para que sean premiados, no es difícil concluir que así premia las traiciones y castiga las rebeldías (de los adversarios) su Alteza Pequeñísima, Tartufo.
Conclusiones:
1) El gobernante que amenaza es cobarde; y si cumple su amenaza es, además, un rufián al que debemos enfrentar, y en esas estamos.
2) Mientras la política se decida en los drenajes que salen desde Palacio Nacional y se ramifican en todo nuestro territorio, las ratas seguirán de fiesta y México destruyéndose.
Diego Fernández de Cevallos