Política

No vendrá Quetzalcóatl

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Quedaron atrás cuatro años de la presente administración federal, tiempo en el cual se agudizaron peligrosamente los grandes problemas nacionales. Quien culpa de todo al pasado, simplemente confiesa su propia incompetencia.

Si alguien imaginó la salida masiva de estudiantes inscritos en universidades públicas y privadas para agolparse en las de reciente creación llamadas “Benito Juárez” (tal vez, “para el Bienestar”) se equivocó de lado a lado. La burocracia más pedestre regresó el manejo de la educación pública a viejas organizaciones violentas y chantajistas. Millones de jóvenes deambulan ayunos y sin rumbo, atrapados por las redes y los espectáculos, y muchos por los vicios. Las diversiones son indispensables pero insuficientes, ¡si se les enseñara a vivir plenamente su juventud, dedicarían la mayor parte de su tiempo en aprender y emprender!

Sin valores humanos ningún país es gobernable, y el rezago en cultura, ciencia y tecnología es la condena más atroz para las actuales y futuras generaciones.

Los informes dados desde Palacio sobre reducciones significativas en los delitos de alto impacto, son desmentidos por las mismas cifras oficiales. 100 asesinatos diarios, desapariciones forzadas, secuestros, asaltos y todo tipo de crímenes mantienen al cuerpo social en hemorragia permanente por sus cuatro costados.

A su llegada, este gobierno denunció la existencia de una inmensa corrupción en productores y distribuidores de medicamentos. Al día de hoy nadie ha sido llevado ante la justicia, pero desmantelaron los servicios de salud pública y se han causado millones de sufrimientos y muertes evitables. ¡Lo bueno es que sólo nos faltan un año y 9 meses para estar mejor que en Dinamarca!

El desvío y la dilapidación de recursos públicos no tienen límites, y han llevado a la pobreza (y pobreza extrema) a más millones de mexicanos.

El “no mentir, no robar y no traicionar”, con quitarles el “no”, define con claridad meridiana el ser y el proceder del gobierno.

La lista de calamidades nacionales es interminable, y, naturalmente, las tareas para tratar de remediarlas también.

En la sociedad comienza un nuevo despertar, sin contar con opciones claras, creíbles y confiables. Responde, una vez más, al hastío y la desesperación, pero ansía tener una propuesta seria, encabezada por un grupo de personas honestas, bragadas y capaces. La propia sociedad tiene la imperiosa necesidad de acicatear a los partidos políticos y allegarles programas y nombres para hacer posible un cambio verdadero. Advirtamos el riesgo de entregarnos, nuevamente, a un iluminado(sea o no corcholata). La vida de México (y del mundo) nos enseña cómo terminan estos tales.

A los deseos de años venturosos deben seguir acciones afirmativas y generosas, no esperar la llegada de Quetzalcóatl. 

Diego Fernández de Cevallos

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Diego Fernández de Cevallos
  • Diego Fernández de Cevallos
  • Abogado y político mexicano, miembro del Partido Acción Nacional, se ha desempeñado como diputado federal, senador de la República y candidato a la Presidencia de México en 1994. / Escribe todos los lunes su columna Sin rodeos
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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