¡Vaya escándalo provocado por “El Rey del Cash”, de Elena Chávez, y va en aumento, como el que sigue causando el “Guacamaya Papers”!
Es defendido a capa y espada por quienes lo consideran un libro valiente y veraz; y, otros, lo atacan ad hóminem (a la persona), no, como debiera ser, por lo narrado y los testimonios finales de G. Acosta, R. Pascoe y F. Belaunzarán.
Descalificar a la autora por considerarla “mujer despechada” demuestra estulticia sexista, porque no desmiente el contenido argumental. La historia consigna muchos casos de mujeres “despechadas” y, a la vez, delatoras de quienes se creyeron impunes y poderosos.
La autora simplemente narra lo vivido por ella durante muchos años, y negarle valor a sus afirmaciones por “no acompañarlas con pruebas”, es inadmisible por múltiples razones, entre ellas, por referirse a hechos necesariamente sigilosos y sin rastro fácil de seguir, pues las trapacerías denunciadas, dice, fueron en “cash”.
El libro se limita a dar santo y seña de algo muchas veces demostrado (con pruebas directas e indirectas del modus operandi) y del dominio público, lo cual, jurídica y políticamente, lo exenta de mayores probanzas. Pero las hay, desde los viejos videos de Bejarano recibiendo fajos por millones de pesos, pasando por Ímaz (entonces esposo de Sheinbaum) hasta los recientes atracos del grupo íntimo de Tartufo. Éste y ellos reconocen haber recibido mucho “cash” “para la causa”.
Más aún, el Alí Babá tropical acaba de proclamar “héroes” a quienes viven en la informalidad. Así, con todas sus letras: “son héroes los que viven en la informalidad”. Le faltó decir: entre ellos, mis cuarenta ladrones y yo. ¡Vaya cinismo!
La guerra y la política, es sabido, se ganan con dinero, dinero y más dinero, lícito o ilícito. De ello pueden dar testimonio, en mayor o menor escala, lamentablemente, los partidos políticos de cualquier país de la Tierra; pero, los de la Cuarta Trastornación, como dijo el indio: “lo peor no es que sean cochinos, sino que son muy trompudos”.
¿Sabe usted por qué ya no se envuelve el Capo di tutti capi en su banderita de “honestidad valiente”? Por haberse descubierto ser (como lo refiere el libro en cuestión) el nombre de una Asociación civil (A.C.) creada, ex profeso, para recibir lo recaudado por extorsionar a burócratas, sablear a empresarios, recibir “aportaciones” de buscachambas y negocios, y los multimillonarios saqueos al erario, tipificados como peculados.
P.D. Acepto, gustoso, la socarrona propuesta difundida desde el Trono y Púlpito Mañanero para ser el candidato opositor en la contienda de 2024, pero con la condición de llevar a Tartufo como “director de campaña”, para arrearlo por todo el país, obligándolo a pedir el perdón de 30 millones de mexicanos engañados, empobrecidos y traicionados por él.
Diego Fernández de Cevallos