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Futbol de vectores

En el balompié mexicano la impartición de justicia está supeditada a la calidad de los árbitros y al profesionalismo o fiabilidad de las televisoras. El VAR no es otra cosa que la producción de televisión de cada encuentro, las repeticiones que tienen en el centro operativo de la Comisión de Árbitros son las mismas que todos hemos visto durante las transmisiones.

Cuando llaman a un árbitro para que decida en el monitor que está a pie de campo, las tomas para esclarecer una jugada ya pasaron por el filtro de la producción del partido en turno. Es ahí donde se pudre todo y las suspicacias están a flor de piel.

Cada equipo y su televisora podrían intentar llevar agua para su molino mostrando las reiteraciones que a juicio del productor sean las óptimas para el VAR. Habría que confiar en las televisoras y sus productores, e incluso, en los clubes, para no sospechar sobre algún sesgo respecto a las imágenes proporcionadas. Y honestamente, si hay dos industrias por las que no metería las manos al fuego, son la televisión y el futbol.

Hay casos evidentes de conflicto de intereses como el de Televisa con el América. La misma empresa es juez y parte con su club, la transmisión de los partidos y la relación con el máster del VAR. Lo mismo pasa con TV Azteca en los encuentros del Puebla y el Mazatlán. En esos casos son dueños de todo: del club, de las transmisiones y de la credibilidad del VAR.

La dependencia del VAR no se limita solo a las empresas que son dueñas de equipos, las producciones que se realizan en otros canales que no son propietarios de clubes, o que lo son, pero no de los equipos en cuestión, también están sujetas a la delgada línea de la objetividad con la que se puedan conducir.

Entre los equipos y las televisoras que tienen sus derechos, a veces existe una complicidad que implica un cobijo que va más allá del vínculo contractual. Eso ocurre con todos los equipos y no solo en el futbol.

En el beisbol de la Liga Mexicana ocurre algo similar. Se homologó la producción de televisión, pero cada club tiene su propio equipo de narradores y directores de cámaras.

Regresando al “pambol”, los intereses creados muchas veces trascienden el simple apapacho “al equipo de casa”. Es evidente que cada empresa y club, tienen una agenda y un rival sobre el cual pasar. Resultaría ingenuo creer que nunca se han servido de ese poder para manipular tal o cual acción polémica dentro de un juego.

A todas estas razonables dudas respecto a la ética con la que se conducen los clubes de futbol y sus socios en las televisoras, habría que agregar las deficiencias técnicas per se. Para poder desarrollar un producto de calidad y credibilidad, la televisión en nuestro país está a años luz de contar con los recursos tecnológicos que se tienen en otros lugares del mundo. La implementación de los famosos vectores para valorar una jugada elemental como el fuera de lugar, es el mejor ejemplo de nuestro futbol y sus producciones del petatiux.


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David Badillo
  • David Badillo
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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