Los medios en la semana que termina mencionaron la tragedia de Tlahuelilpan acaecida hace un año ya, hablaron de lo generado a raíz del accidente, de sus muertos y de lo que aún falta por hacer.
Lo que se les dio por parte del gobierno federal en ese lugar para “resarcir” el daño fueron programas de apoyo económico, becas para los más jóvenes, Pemex invirtió más de 4 millones de pesos a través del programa de apoyo a la comunidad y el medio ambiente, que incluyó una ambulancia, una “troca” para los caminos de por allá, hasta les amplió su panteón municipal y les construyó un memorial para sus muertos.
Y aquí es donde la cosa deja de hacerme sentido, una gran cantidad de los familiares de esos 137 muertos, se siguen quejando de que lo que el gobierno les dio en ayuda fue insuficiente y que sus condiciones no han mejorado, exigen que el federal haga más por ellos o sino seguirán robando el combustible. Irrisorio es ver el comportamiento de la comunidad ya que, a pesar de este lamentable accidente, el robo, la perforación de ductos, la venta clandestina y la corrupción en este tema sigue y con más fuerza que antes.
Hidalgo en este año medido desde el accidente, esta ubicado en el primer lugar de robo de gasolina en nuestro país, irónico que así sea sobre todo después de toda la inversión hecha para eliminar este mal. Un mal que esta metido hasta los huesos de aquellos que desde siempre han estado ordeñando ductos, y que lo seguirán haciendo mientras siga existiendo la demanda de gente que pague por lo robado, lo triste es que quienes auspician en gran medida este robo son muchas de las mismas gasolineras establecidas, sino me cree, pregunte a dos o tres despachadores para que le suelten toda la sopa, veremos que más hace nuestro gobierno en turno.
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