Este domingo iniciamos la semana santa. Para la mayoría de los cristianos y principalmente para los católicos espacio y pausa para la reflexión en torno a la vida de Jesús como el epicentro del cristianismo.
Recordar su vida pública viene bien en una época de tanto ruido y confusión donde la filosofía por la bondad es desplazada por un materialismo rampante donde los valores, la ética y la moral valen poco.
Todo tiene un precio dirán los prácticos, oportunistas y proxenetas.
Este jueves y viernes ciertas actividades se paralizan y los más beneficiados disfrutan de un periodo vacacional con costo al erario y eso está muy bien.
Son derechos laborales donde, por cierto, muchos políticos son católicos y/o cristianos de los dientes para afuera practicando los evangelios al revés. Roban, matan, traicionan y mienten.
Pero esas, esas son otras historias.
Hablar y escribir sobre uno de los principales fundadores de una de las religiones con más seguidores en el mundo (desde una perspectiva social,) es fundamental cuando los principios y la doctrina de Jesús está en desuso.
Como sociedad seguimos con ciertas prácticas inquisidoras donde nos faltan piedras para condenar a las putas y pecadores.
Hace unos días se desató una avalancha contra el Obispo de Roma (papa), porque apareció con una sencillez inusual rompiendo los esquemas protocolarios de quienes han estado ejerciendo el ministerio Petrino.
Como los hipócritas y fariseos que aparecen en varios pasajes evangélicos (dentro de la misma iglesia), se le fueron encima pues el modus operandi de los poderosos sigue tan vigente como en tiempos de Poncio Pilato (que se lavaba las manos), o de Herodes que confabularon contra Jesús por provocador e incendiario.
En días recientes insisto su Santidad, el Jesuita papa Francisco provocó a los tradicionalistas y ortodoxos católicos por presentarse en el Vaticano de forma sencilla, sin los adornos y el protocolo papal que a muchos les encanta.
Se presentó convaleciente y con la misma sencillez con la que Jesús hizo su entrada triunfal a Jerusalén. En un burro y desposeído de la parafernalia que a los poderosos tanto les gusta y que el evangelio de hoy lo recuerda.
Estoy convencido que estamos en una profunda crisis de valores que se erosionan de forma acelerada y donde la “inteligencia artificial”, amenaza con desplazar a los individuos de forma productiva o bien, de forma pensante.
Algunos de forma positiva sostenemos que la “contemplación”, fuente de ideas y de inventos es negada a esa “inteligencia artificial”, donde el cerebro, los pensamientos, las ideas, etc., son una fuente inagotable de misterios y sorpresas insustituibles.
El ser humano es irremplazable a pesar de la motivada crisis de valores por los poderosos y la globalización post-neoliberal que esta engrandeciendo los bolsillos de las farmacéuticas en donde las enfermedades psiquiátricas avanzan.
La salud mental después de la pandemia ha empeorado en el mundo.
No les conviene más Platón y menos prozac.
Apuntes muchos para estos días donde la ilegalidad y violaciones a los debidos procesos siguen estando como en tiempos de Jesús.
Las prostitutas y desposeídos siguen siendo apedreados donde los políticos se siguen lavando las manos o bien, traicionando como Judas con 30 monedas.
No hay principios, no hay moral. Se está quemando el mundo.
Y recordando la canción de Maná: ¿Dónde Jugaran los niños?
@CUAUHTECARMONA
