“Una vida sin examen no merece la pena ser vida”. Sócrates
Casualmente todos los domingos busco el espacio para escribir durante 2 o 3 horas la reflexión semanal en Milenio Laguna (mi casa editorial), antes de las 17:00 horas.
Siempre agradecido por permitirme escribir lo que me da la gana con mayúsculas, de forma exhaustiva y sin consignas.
Un gesto que comparto y celebro como desde hace 22 años cuando empecé a escribir en la Opinión de Torreón.
Esa libertad me permite escribir de todo con el ánimo de intercambiar pensamientos, ideas y reflexiones en torno al diario vivir y a los contextos que nos abrazan, condicionan, premian o someten.
Estamos a pocos días de terminar el año y extrañamente cada diciembre siento que llega más rápido el famoso “Guadalupe-Reyes” donde el tiempo se detiene. Desafortunadamente muchas cosas y respuestas se posponen hasta el próximo año y a veces los Reyes Magos traen puro carbón…
Y ¿qué nos traerá el 2025?
Más allá de creer en el horóscopo, los astros, la vibra, santos y ángeles, la Cábala y cualquier especie de creencias esotéricas lo que sí es seguro es que nos traerá lo que hayamos construido en este año que termina y que, de manera concatenada abre el espacio a las oportunidades y retos con el simbolismo de las uvas que en todas las mesas no suelen faltar el último día del año.
Y los propósitos son muy parecidos en todo el mundo: Salud, trabajo y amor. ¡Salud!
A nivel deportivo y futbolero hago votos porque nuestra Selección Nacional deje de ser tan mediocre y juegue como los grandes (Argentina, España, Brasil, Francia etc.), porque siempre en los mundiales jugamos como nunca y perdemos como siempre.
Pero mientras no sepan jugar en equipo y vean al futbol como puro negocio dirigidos por grupito de individuos egocéntricos y fanfarrones los resultados serán siempre los mismos.
El evangelio de hoy domingo en palabras de San Lucas nos invita a compartir, a solidarizarnos, a buscar la justicia y no extorsionar de forma resumida.
Comparto este pensamiento evangélico en tiempos donde el egoísmo y la envidia circulan como moneda corriente, además, de convivir en una sociedad inhumana con altas dosis de estupidez por las benditas redes sociales.
Pero esa, esa es otra historia.
Las sagradas escrituras contienen altas dosis de consejos psicoanalíticos y no podría ser de otra manera pues Jesús, con sus enseñanzas fue el gran Maestro que instauró el bienestar social como la política más importante de convivencia y armonía.
Si los días construyen años y los años la vida es importante la introspección personal para evaluar un año que estamos despidiendo y que prácticamente se no ha ido. San Agustín, doctor de la Iglesia decía: Conócete, acéptate y supérate y es aquí a donde quiero llegar.
Saber y conocer nuestras capacidades y competencias (realidades), nos abrirá las puertas para aspirar a tener elevados deseos en la vida sin subjetivismos y aspiraciones intrascendentes como sostener que, para ser feliz, primero hay que tener antes de ser y este pensamiento es completamente equivocado.
Al respecto vale la pena recordar a Erich Fromm con su libro:
“Del Tener al Ser” (Editorial Planeta), donde nos propone un arte de vivir cuyos pilares son el amor, la razón y la actividad productiva para transformar las estructuras, los valores espirituales y, sobre todo, los socioeconómicos para contrastarlos y desplazar al yo.
¿Qué nos traerá el 2025?
Nada, si no se trabajó con introspección y en los valores universales que hacen la vida plena donde la disciplina y la voluntad son indispensables y donde la salud mental juega un papel preponderante.
Sirvan esta reflexión para trabajar los propósitos truncados y puestos a la dejadez durante este 2024.
El próximo año que se asoma puede ser la oportunidad para romper con los vicios y obstáculos que en el fondo cada uno conoce e ir a las sombras parafraseando a Carl Jung.
Hay que hacer un plan y ponerlo en marcha.
Vayamos preparando las uvas y un examen de conciencia pues como diría Sócrates una vida sin examen, no merece la pena ser vivida.
@CUAUHTECARMONA