Hay avances tecnológicos que llegaron para quedarse y transforman nuestra vida, la manera en que nos relacionamos y realizamos las actividades cotidianas.
Una de las más recientes es el ChatGPT, una aplicación de inteligencia artificial desarrollada en 2022 por OpenAI, que al igual que otras herramientas tecnológicas, facilita diversas tareas y nos ahorra tiempo y esfuerzo.
Por lo anterior, la frase “pregúntale al ChatGPT” se ha convertido en una sugerencia común, no sólo en cuestiones escolares sino para una infinidad de temas —recién la escuché como una solución para encontrar el vals ideal en una boda—.
También tenemos el teléfono celular, dispositivo que ha generado debates sobre la conveniencia de permitir a los alumnos su uso durante el horario escolar.
Si bien es un instrumento que les permite buscar información, realizar trabajos y actividades de gamificación que pueden favorecer el proceso de enseñanza-aprendizaje, es un hecho que no todo el tiempo se utiliza con este objetivo, pero para los estudiantes es casi imposible tenerlo al lado sin revisar constantemente mensajes o redes sociales.
Para los docentes resulta muy complicado captar o mantener la atención de un alumno concentrado en otras cosas, motivo que ha llevado a diversos países a retomar la prohibición del celular durante las clases.
Algo parecido resulta con el ChatGPT, que utilizan para la elaboración de trabajos y ahora el catedrático es quien debe recurrir a otras aplicaciones para detectar plagios y verificar la autenticidad de lo que revisa.
Resulta lo mismo con el GPS, ya que antes para encontrar una dirección había que aprender los nombres de las calles o consultar un mapa, mientras que ahora aplicaciones como Google Maps o Waze lo resuelven.
Con estos ejemplos queda claro que la tecnología facilita un sinnúmero de tareas, pero con un importante costo: el cerebro deja de ser utilizado y nuestra vida se vuelve cada vez más dependiente de la tecnología.
Suena terrible pensar que sin ella no podamos llegar a un lugar, decidir el vals para una boda o que sustituya la lectura de un libro al escribir un ensayo. Sí, adquirimos nuevas habilidades pero perdemos otras, por lo que seguramente el debate continuará.
Claudia.rivera@iberotorreon.mx