Como una reacción ante el Positivismo, a finales del siglo XIX surgieron en Europa filósofos como Ravaisson, Blondel y Bergson, quienes promovieron el mundo de la interioridad del hombre y sus manifestaciones en la memoria, la conciencia, la reflexión y la intuición.
José Vasconcelos —junto con otros egresados del Ateneo de la Juventud— siguió con firmeza la doctrina de Bergson y se dedicó a criticar los excesos de la educación positivista y la fascinación por lo europeo propia de los funcionarios del Porfiriato conocidos como “científicos”.
En su célebre ensayo titulado “La raza cósmica” propuso la promoción de los valores humanos dentro de nuestra sociedad, así como lo peculiar de nuestra idiosincrasia latinoamericana que es distinta a la del sajón y de la que emergió nuestra raza nacida de la mezcla de las anteriores y acrisolada con lo mejor de todas ellas.
Cuando fue nombrado Secretario de Educación Pública durante el sexenio de Álvaro Obregón, puso en marcha su proyecto educativo nacionalista encaminado hacia la recuperación de lo mexicano a través de la representación de los mitos y tradiciones prehispánicas, tanto como de las costumbres en bailables, obras de teatro y conciertos musicales; además, utilizó los edificios públicos —mercados, escuelas, hospitales y secretarías— como lienzos de pintura para materializar sus ideas.
En marzo de 1922, una vez restaurado el edificio que alberga hasta estos días la Secretaría de Educación Pública, licitó la realización de las pinturas de los patios interiores, y le confió la obra a Diego Rivera, quien magistralmente creó una iconografía revolucionaria mexicana a través de 117 paneles murales en una superficie de casi 1600 metros cuadrados y distribuida en los dos patios principales.
En el llamado Patio del Trabajo se encuentran, entre algunos de los frescos, “La entrada a la mina”, “Los tintoreros”, “La liberación del peón” y “La maestra rural”, y en el Patio de las Fiestas, “Los Judas”, “La Ofrenda en el Cementerio”, “La cena del capitalismo” y “La inquietud por la ganancia”.
Vasconcelos como gobernante y Diego Rivera como artista lograron la representación de ideales, cultura e historia que formaron parte de un proceso de unificación e identidad nacionales.