¿Cuál es el sentido de la labor profesional que realizas actualmente? ¿Te está llevando a un punto específico que te planteaste con anterioridad, o estás “nadando de muertito” en la inercia del día a día?
Recién me topé en Netflix la docuserie “Trabajar: Eso que hacemos todo el día”, producida y conducida por Barack Obama. Durante cuatro capítulos, el expresidente reflexiona sobre el sentido del trabajo, mientras las cámaras siguen a diferentes personas, de diferentes estratos sociales, y capturan sus esfuerzos diarios para sobrevivir y para encontrar razones a lo que hacen.
Sin dar spoilers, no te pierdes de mucho si no la ves, pero hay un par de cosas en las reflexiones de Mr. Obama que traen a la reflexión de hoy.
Primera: En varias ocasiones te he mentado la importancia de definir y construir, con intención estratégica, elementos de cultura y clima organizacional que, de manera evidente, respalden las acciones, sentires, emociones y decisiones de todos los que trabajan en la empresa.
Daniel Coyle, en su libro El Código de la Cultura, aterriza esto en lo que denomina Normas de Cooperación, y se refiere a clarificar (o aterrizar) la expectativas sobre las formas de colaboración que se darán entre personas, grupos y niveles, alineando el lenguaje y funciones específicas. Es decir, estableciendo los sí y los no de las interacciones profesionales.
Segunda: Hay una frase que uso con regularidad en mis cursos o sesiones de mentoría: la empresa es, lo que su gente es: si se percibe desorden, es que la gente no sigue los procesos; si hay incumplimientos, es que la gente no aplica las normas; si hay pleitos o inconformidades, es que la gente no está bien tuneada a los valores de la empresa.
Como consultor, es relativamente fácil saber de qué pie cojea la dirección o la administración: dime qué te pica, y muéstrame el documento oficial interno que indica los cómo, qué y por qué eso no debería doler. No hay pierde.
Retomo la serie y aterrizo diciendo que, en excepcionales ocasiones, la gente encuentra su realización personal en el lugar donde trabaja. El entorno ayuda a que el proceso de crecimiento y éxito profesional sea más agradable, o al menos, llevadero, si está alineado a sus aspiraciones.
La creación, difusión y aceptación de las normas y las formas (Coyle) evitan que haya dispersión en los sentires, y que la vida en el trabajo sea más amable (o un infierno) dependiendo qué tenga el CEO en la cabeza.
Cierro parafraseando lo que dijera el ideólogo político Jesús Reyes Heroles: en gestión, forma es fondo.